sábado, 31 de enero de 2009

Recobrar el resuello


He salido a correr por mi circuito habitual y a medio camino un amago de lluvia finita ha empezado a caer, refrescándome la cara y las piernas. Me ha sentado tan bien que he subido corriendo la última cuesta que siempre hago andando, y he entrado en casa eufórico para contarlo, pero sin resuello. “¿Qué tal?”, pregunta mi mujer. “¡Huy, cómo vienes hoy!”, exclama al verme boquear, apoyado en la pared de la entrada. Apenas puedo hablar; mi hijo mayor me mira y me dice: “Anda, vete a duchar, que ya va a estar la cena”. “Papá hoy viene matado, como siempre”, apostilla el pequeño con una sonrisa de oreja a oreja. “¿Cuánto has corrido?”.

Tengo ganas de contarlo, pero todavía resoplo y siento que la euforia se disipa. “No sé, lo de siempre”, contesto entre dos boqueadas, mientras me esfumo hacia la habitación. Me quito la ropa y mientras me ducho, pienso que claro que lo sé, para eso llevo el pulsómetro (el desfibrilador, como dice mi cuñada) el cronómetro y hoy hasta he salido cargando con el GPS que le he pedido a mi hermano, que es un cacharro enorme, porque quería saber qué distancia tiene el recorrido.

Sé que he estado 32’ 22” entre 125 y 165 pulsaciones; 3’ 24” a más de 165 y 2’ 10” a menos de 125, una media de 154 pulsaciones y una máxima de 184. Que en total he corrido durante 37 minutos y 56 segundos y he estado parado 1 minuto y 38 segundos, porque siempre me paro a beber agua de la misma fuente y aprovecho para recuperar un poco. Sé que he corrido 6254 metros y que esta maldita fascitis del pie izquierdo no deja de molestarme. Y además lo apunto en una hoja de Excel que, al final, apenas me sirve más que para saber cuánto tiempo hace desde la última vez que salí a correr o a nadar.

Después de cenar, mientras hago unos estiramientos, pienso esto no puede ser, que la próxima vez que se me ocurra subir corriendo la cuesta, tengo que recobrar el resuello antes de entrar en casa.

jueves, 22 de enero de 2009

Hablar del tiempo.


Hablo con un amigo y colega profesional y le hago la habitual pregunta cortés sobre el tiempo: ¿Qué tal por ahí?.
Este diálogo previo suele ser el calentamiento que ayuda a situar cómo está tu interlocutor antes de abordar la verdadera conversación y, ciertamente, la información puramente meteorológica se suele quedar en un segundo plano consciente, pero en esta ocasión, me he encontrado procesando a todo trapo un torrente de frases sobre la delicada situación y las repercusiones de la crisis en la empresa de mi interlocutor.

Resumiendo la conversación, la principal queja de mi amigo, situado en una posición estratégica en su empresa, dónde tiene que tratar indistintamente con Clientes y Proveedores, mientras maneja su Departamento, no se refería a la delicada situación de la empresa o la crisis en sí misma, sino más bien a la dinámica de negociación interna y externa en la que estaba inmerso en las últimas semanas.

Mi colega, que es una persona equilibrada y muy capaz, está bajo la presión de los Clientes para que se adapte a necesidades muy cambiantes, a veces de un día para otro, a demandas que fluctúan y que se reducen drásticamente. Al tiempo, tiene que negociar con sus Proveedores en condiciones similares; intentar cumplir con los objetivos fijados por la Empresa, "y mientras tanto, en el Departamento, cada uno intenta salvar su culo", se lamenta.

En situaciones difíciles, es frecuente que se adopten posturas que en las Técnicas de Negociación se conocen como "Ganar-Perder" , en las que una parte gana a costa de la pérdida que sufre la otra. Aunque en ocasiones pueda aceptarse un acuerdo de este tipo, dentro del marco de una relación económica o empresarial más amplia, es por desgracia muy habitual que sea la única táctica de muchos negociadores que no son capaces de ver más allá del futuro inmediato o de pensar que su posición en la empresa mejorará si consigue resultados, no importa cómo y también es frecuente que, dentro de la empresa, la utilicen la dirección, los mandos intermedios o incluso entre compañeros se salten las reglas del trabajo en equipo. A corto plazo, estas estrategias sólo consiguen un empeoramiento general de unas relaciones que a la larga, suelen acabar rompiéndose.

Por el contrario, usar estrategias de "Ganar-Ganar", en las que ambas partes llegan a acuerdos cooperativos, proporciona resultados beneficiosos de inmediato. La gran diferencia estriba en que las partes, sin olvidarse de sus prioridades y necesidades, se sientan a analizarlas y a resolver conjuntamente la situación de una manera colaborativa, buscando soluciones imaginativas a los problemas. Cuando las partes hacen un esfuerzo sincero por explicar sus necesidades y prioridades, es más fácil de lo que parece encontrar acuerdos que ambos puedan aceptar haciendo posible que la situación de todos pueda mejorar e, incluso, lograr nuevas vías de negocio o fidelización que antes no se vislumbraban.

Aunque nos pueda quedar el regustillo amargo de no haber podido conseguir todo lo que se pretendía, hemos de hacer un balance sopesando todos los aspectos y si la pérdida es razonable y asumible y se complementa con un esfuerzo similar por la otra parte, veremos las cosas bajo una óptica diferente que si hubiéramos tenido que aceptar unas condiciones unilateralmente impuestas. Y todo esto vale tanto para tratar con Proveedores y Clientes, como para resolver los conflictos y orientar los cambios dentro de nuestra propia empresa.

Además del factor económico o de relación de negocios, los efectos psicológicos de este tipo de acuerdos se pueden notar y, de hecho, deben ser aprovechados para dar un impulso anímico y lograr la meta del trabajo en equipo dentro de nuestra organización. Si en el desempeño diario es muy conveniente, es en estas situaciones cuando se hace imprescindible tener un perfil personal y profesional polivalente que sea capaz de aportar empatía y creatividad para hallar soluciones innovadoras que abran vías de oportunidad y futuro.

Querido amigo, espero que la próxima vez hablemos del tiempo.

martes, 20 de enero de 2009

Que duermas bien.

Para Barak Obama hoy será un día intenso e inolvidable, que culminará dos años de esfuerzo y cuarenta y tantos años de lucha por hacerse un lugar en el mundo. Ya lo tiene y se lo ha ganado a pulso porque ha sido capaz de pulsar el corazón de muchas personas que han escuchado esperanzadas sus palabras.
Emocionalmente similar al famoso discurso "I have a dream" de Martin Kuther King, el "Victory Speech" de Obama le hará pasar a la historia como uno de los mejores oradores y su capacidad de comunicación en las distancias cortas, también parece ser abrumadora. (Por cierto, se ha hablado mucho menos del "Concessión Speech" de John McCain, que me parece otro de los parlamentos que todos los políticos deberían estudiar obligatoriamente).
Obama sabe que tiene crédito, y también sabe que va a empezar a perderlo a chorros desde hoy mismo. Cada paso, cada decisión que tome, cada gesto se analizará con lupa, se diseccionarán sus motivaciones y siempre habrá una voz crítica en cada movimiento que haga. El primer presidente negro ha empezado el curso y todos esperamos que, al final nos enseñe las notas y, según las expectativas tendrán que ser buenas, muy buenas, a pesar de que las asignaturas que tiene hacen palidecer: Oriente Próximo; Guantánamo; Irak; la Economía, el Calentamiento Global... Tanto por delante, tanto por resolver, si es que se puede.
Obama estará rodeado de asesores, de compañeros, colaboradores y sin embargo estará más sólo que nunca. Algún presidente dijo que lo peor de serlo es que la cadena se acababa en uno mismo, no hay nadie más a quien llamar, tú eres el último al que le suena el teléfono y todos esperan tu decisión.
Pienso ahora en el torbellino que tendrá esta noche en la cabeza. Cuando haya dado un beso a sus hijas y se meta en la cama esta noche, ¿se abrazará a Michelle y le dirá "estoy asustado"?. ¿Qué le dirá Michelle: "puedes hacerlo y yo estoy contigo?". ¿Apagará la luz y se quedará con los ojos abiertos pensando en lo que hará mañana?. ¿Conseguirá dormirse enseguida o se rebullirá sin poder conciliar el sueño?.
Duerme bien Barak, te necesitamos descansado, de momento, durante los próximos cuatro años.

domingo, 18 de enero de 2009

El Pontón Alto, helado.

sta mañana hemos estado andando alrededor del Pontón Alto, recorriendo todo el perímetro del embalse, unos 8 km, siguiendo los senderos de la margen izquierda hasta llegar de nuevo a "la Puente de Segovia", y subiendo un tramo por la margen derecha, regresado después al muro por el camino de servicio, casi todo cubierto de nieve helada.

Ver el embalse prácticamente entero con una gruesa capa de hielo es todo un espectáculo que, aunque se repita muchos inviernos, siempre es atractivo. El hielo se va resquebrajando con grandes grietas que luego se unen creando formas arbitrarias, con una belleza insólita.

A veces, los visitantes también han intervenido y los craquelados del hielo que dejan las piedras que se arrojan para ver si el hielo se rompe, producen líneas inesperadas, abruptas en ocasiones, en otras causan dibujos concéntricos que se van suavizando con las heladas. Unas bandadas de patos pululan por el embalse, alternando entre los espacios de agua libre y las masas de hielo, por dónde patinan como expertos, lanzándose a por los pedazos del pan que echan las familias con niños.

Viendo el Pontón tan lleno, después de las imágenes de este verano cuando apenas estaba al 40%, uno se siente agradecido y reconfortado y al mismo tiempo, toma conciencia de cuán frágil es nuestro entorno y de la urgente necesidad de concienciarse de que vivir sosteniblemente es una prioridad ineludible.

A los que dicen que hay que "disfrutar mientras se pueda hacer" les contesto que hay que "hacer que se pueda disfrutar."


miércoles, 14 de enero de 2009

La Fuentecilla

Hace tiempo que tenía la inquietud de crear un espacio personal en la Red, en dónde poder dar suelta a mis intereses y opiniones. Llevaba unos días dando vueltas e intentando ordenar mis ideas sin llegar a ninguna conclusión, cuando el otro día venía de andar un rato y pasé junto a la fuente que está en el barrio de La Fuentecilla, cerca de dónde vivo, tan olvidada (a ver si el Ayuntamiento se acuerda) y como suelo llevar mi cámara hice unas cuantas fotos al chorrillo de agua que sale del tubo.

Tengo fotos de distintas fechas y pensé que era curioso que, a veces mucho mucho, a veces poco, pero todo el año tiene un hilo de agua. Lo que llevaba unos días rondando mi cabeza, encajó de pronto y me di cuenta de que en realidad al igual que La Fuentecilla, siempre estamos generando ideas, pensando en algo, disfrutando con una lectura, una música, opinando de una noticia, comentando algo con amigos, aprendiendo algo nuevo en casa, en la calle en el trabajo...

Poco o mucho, siempre hay algo que mana de nosotros y se une a una corriente mayor. A veces se diluye, a veces se pierde, a veces la enriquece, pero siempre es agradable encontrar una fuente dónde poder apagar la sed o simplemente beber un poco.

Así que aquí está mi Fuentecilla. Te invito a beber, espero que la disfrutes.