jueves, 30 de abril de 2009

I+D+I: Intentarlo, Dialogar, Insistir.

Asisto ayer a una reunión de empresarios con representantes de varios organismos regionales, quienes acuden para darles a conocer programas de ayuda a empresas, subvenciones, líneas de financiación y de apoyo al empleo y a la I+D+I. Caras de escepticismo, comentarios en voz baja que se convierten poco a poco en un interesante debate abierto en dónde los empresarios exponen sus quejas y sobre todo sus necesidades: La situación es muy complicada, los programas son poco realistas, están pensados para otro tipo de empresas, es difícil encajar en los requisitos, las ayudas llegan tarde, no hay ánimos para gastar tiempo y esfuerzo en hacer todos los trámites, la financiación no llega... La angustia que atenaza a todos por sacar adelante su empresa y sus empleados está muy presente.

También los representantes tienen algo que decir: pocas empresas utilizan los programas de ayuda, siempre hay otra cosa más importante que hacer que recibir a los agentes de apoyo, muchas ayudas se pierden por no solicitarlas, no se aprovechan a fondo los recursos de apoyo, las necesidades reales de las empresas no llegan a quienes pueden hacer algo...

Afortunadamente, el moderador hace preguntas incisivas, pone el énfasis en lo que realmente preocupa y en cómo todos pueden ayudarse mutuamente, y consigue al final que caigan en la cuenta de que les interesa escuchar a la otra parte con mucha atención; que lo que están oyendo es algo que tiene relación y afecta a lo que están haciendo y por lo que están trabajando cada uno en su sitio. Las miradas cambian, aparece el interés, el tono se relaja. Alguien comenta que ha solicitado y conseguido alguna ayuda, aunque los trámites son farragosos, pero del resto nadie lo ha hecho. La jornada concluye con apretones de manos y la sensación de que esta vez algo sí se ha avanzado.

Opino que el diálogo siempre es constructivo si consigue que nos pongamos en el lugar del otro y logremos ver la situación con sus ojos. Hay que trabajar para que quienes diseñan los planes consigan engancharlos con las necesidades reales y la urgencia de muchas situaciones y creo que las ayudas y las subvenciones, por supuesto, si no se piden, no se consiguen, pero no son ni deben ser el objetivo, sino el incentivo que puede proporcionar un empuje extra a las iniciativas que deben de surgir espontáneamente de las empresas, no como medio lograr una subvención.

En estos momentos, es todavía más necesario dedicar tiempo "de calidad" a pensar y a analizar por dónde estamos yendo o si nos arrastra el día a día por caminos no deseados. Ahora parece que hablar de innovación "está de moda", al igual que hasta hace nada la "moda" era la calidad. Pero lo cierto es que mantener en lo posible las iniciativas innovadoras, -sean en mejora de procesos que supongan ahorros de costes y ganancia de márgenes de negocio, sean en desarrollar productos, servicios o formas de comercialización y en cualquier otra área en la que nuestra empresa pueda tener algún valor añadido frente a los clientes o la competencia-, tiene que ser una meta constante de la que no debemos dejar que nos aparten las circunstancias.

sábado, 25 de abril de 2009

Invasiones 2009.

Estamos ya barruntando los títeres, y hoy leyendo la noticia del Festival de Intervenciones Artísticas en Entornos Históricos, OXIGEN-arte que se celebrará en verano, me viene a la memoria el primer Festival de Títeres de 1985, que luego se convertiría en Titirimundi. Por aquél entonces, estudiaba en la Casa de los Picos y como alumno del entrañable Paco Peralta participé inténsamente en el Festival.

Mis compañeros de entonces todavía recordarán al par de espontáneos que montamos en el patio de la escuela unas telas y nos esforzamos por divertirnos y divertirles durante un rato con títeres improvisados y un fondo de canciones de Machín. Atesoro la felicitación de Paco como uno de los mejores recuerdos de mi paso por la Escuela.

Aquellos días de abril hubo una agria polémica a costa de unos grandes títeres de madera, obra del malogrado José Manuel Contreras, "Peli", que se colgaron del acueducto y que finalmente provocó que fueran retirados. Escribí entonces una carta titulada Segovia como soporte plástico en El Adelantado (que se publicó en la segunda página acompañada de una curiosa "Nota de la Dirección") defendiendo la utilización de nuestros monumentos como soporte de manifestaciones artísticas.
"No es así como podremos descubrir las posibilidades plásticas que nuestra ciudad nos brinda, y no sólo como marco pasivo a la celebración de acontecimientos culturales, sino como parte activa de los mismos", decía entonces. "Es de esperar que algún día nos libremos de nuestra visión limitada y pensemos con la mente más abierta en lo que el arte, en su más amplia concepción puede hacer por nuestra ciudad y por nosotros mismos", terminaba la misiva. Treinta años después, Titirimundi lleva el nombre de Segovia por todo el mundo y se reinventa la ciudad para que los artistas trabajen sobre ella.

Y ya que estoy haciendo memoria, me acuerdo de otro de mis profesores de la Casa de los Picos: José María García Moro, del que por desgracia no existen enlaces en la web y apenas documentación de sus intervenciones en los paisajes urbanos. He tenido que mirar en la bendita memoria de la hemeroteca de El Adelantado para rememorar sus primeras "Invasiones", en las Ferias y Fiestas de 1977 y recordar cuanto nos divertimos entonces. Amigo Moro, se te echa en falta.

Dejo el enlace a un video de una impresionante charla de Paco Peralta en dónde repasa sus creaciones:

jueves, 16 de abril de 2009

Plantar un pino.

Leo los comentarios de Cándido López, presidente de la AIHS sobre el turismo en Segovia en ésta Semana Santa y la influencia de la meteorología adversa. El número de visitantes se mantuvo, a pesar del mal tiempo, y sí se notó una sustancial reducción del número de aquellos que vienen a pasar el día, comen o compran en la ciudad, sin pernoctar. Hay que hacer una interpretación positiva, ya que la ocupación hotelera estuvo cercana al lleno, al igual que el ambiente bullicioso de las calles el Jueves Santo y analizar por qué Segovia conserva un alto atractivo para los turistas, acrecentado por la comodidad del TAV y una cierta diversificación de las facilidades y la ampliación de la oferta cultural que siempre se produce en esta época.

Sin más ánimo que dar alguna pincelada, y revisando la oferta cultural de la Semana Santa, a primera vista, he echado de menos actividades de tipo "familiar" que hubieran podido cubrir el espectro de las numerosas familias y grupos de amigos con niños que se vieron desbordadas por la nieve y el frío del Viernes Santo y atraído además de a más visitantes de “un día", a quienes vienen a pernoctar, dando además un respiro a los que, abrumados por la meteorología decidieron irse después de pasar el día combatiendo el frío entre soportales y restaurantes o cafés.

Por supuesto, este efecto fue todavía más acusado en la provincia, dónde es más necesario, además de crear nuevos atractores turísticos, que destaquen por su innovación y acierto para ser competitivos incluso frente a la competencia dentro de la propia provincia. Pienso en que se pueden plantear actividades para toda la familia, pero también en otras en las que se ofrezcan alternativas. Apunto una propuesta que se podría implementar, por ejemplo, en el Museo de Segovia, para una iniciativa en la que los padres puedan dejar a los pequeños realizando una actividad lúdica y educativa específicamente pensada para los niños mientras los mayores hacen una visita guiada al Museo.

También echo a faltar propuestas novedosas que partan de las empresas. En este sentido, aquellos sectores en los que el turismo es la principal fuente de ingresos deberían ser los más activos a la hora de poner en marcha iniciativas que les reporten beneficios, que es en definitiva lo que toda empresa pretende. No tengo la impresión de que en Segovia esto se haga en la medida que sería deseable. Las circunstancias deben hacernos reflexionar –y siento decir que es algo que deberíamos haber empezado a hacer mucho tiempo atrás- sobre cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles y trabajar para potenciar aquellos y mejorar éstos últimos.

Y aquí no sólo hemos de tener espíritu emprendedor, hay que ser osados y arriesgarse a plantear actividades innovadoras, que sean atractivas y, al mismo tiempo, aporten valor añadido a nuestra ciudad y provincia. Un primer paso debería ser conocer, preguntando al turista, las razones que le atraen a Segovia. La puesta en marcha de una encuesta cualitativa de amplio espectro entre los visitantes de todo tipo que nos llegan (turistas “puros”, asistentes a reuniones y congresos, visitantes ocasionales, etc.) podría ayudarnos a desvelar las claves de nuestro atractivo. Aunque es fácil suponer hacia dónde apuntarán las respuestas más obvias, será entre el resto dónde encontraremos los aspectos sobre los que deberemos trabajar para conseguir convertir nuestra ciudad en un referente, porque nos indicarán cuáles pueden constituir nuestros valores añadidos.

Es imprescindible la puesta en marcha de una campaña de recogida de opiniones y en paralelo, realizar un estudio de gran calado, -similar al realizado sobre los efectos del TAV encargado por Caja Segovia-, que además periódicamente se reactive y revise la evolución de las opiniones y la efectividad de las medidas que se vayan adoptando, que debería ser el referente clave de la evolución de la promoción turística y, no lo olvidemos, también contribuirá significativamente a elevar la calidad de vida que ya disfrutamos ahora.

Utilizar las posibilidades que ofrecen las herramientas de la Web 2.0 tiene que ser una constante en todo este proceso. Además de investigar sobre las razones que mueven a nuestros visitantes y obtener conclusiones que hagan posible poner en marcha iniciativas de todo tipo, destinadas a cubrir y dar apoyo a los deseos y necesidades detectadas, hemos de potenciar y adecuar progresivamente los recursos existentes en función de dos parámetros:
1 - Las necesidades de los residentes que vivimos y sostenemos diariamente nuestra ciudad y provincia.
2 - La promoción y proyección de Segovia al exterior, incluyendo todo lo que comporta el turismo.

Por otro lado, tenemos focos de indudable atractivo cultural que, al menos en apariencia, no están logrando el nivel de convocatoria que sería deseable. El Museo de Segovia, por ejemplo, pese al aumento de visitas, su innegable interés y los esfuerzos de la Asociación de Amigos del Museo, sigue siendo un ilustre desconocido y, en general, tengo la impresión de que no se está aprovechando el potencial de los centros culturales (léase museos, teatro, exposiciones, conciertos, etc.) de Segovia para implementar a su alrededor oportunidades tanto de promoción institucional como de iniciativa privada.

La iniciativa institucional es una pieza clave en este entramado. Ha de proporcionar una infraestructura que permita la realización de las investigaciones y campañas, animar a los expertos a que acudan a Segovia para realizar sobre el terreno sus estudios, fomentar las experiencias de análisis, aportar sus conclusiones y colaborar con las muchas personas que hay en Segovia capaces de diseñar, poner en marcha y llevar con éxito las iniciativas necesarias, como ya se viene haciendo, por ejemplo, en el caso de Segovia 2016, el horizonte que debe ser nuestra guía y meta inmediatas. Ya se ha avanzado de modo sustancial en varias líneas de trabajo, pero queda mucho por hacer.

Ahora bien, no podemos, ni debemos olvidar que por mucho que las instituciones proporcionen el suelo adecuado, el bosque no crecerá en un día. No brotará siquiera si la iniciativa privada no planta las semillas y lucha por que los proyectos crezcan. Al contrario que los montes de Valsaín, dónde un pino padre es capaz de repoblar un cuartel vacío, aquí la iniciativa institucional no es más que el buen árbol que cobija; las semillas tienen que ser plantadas, regadas y cuidadas hasta que puedan salir con fuerza de la primera sombra en busca del sol que las haga crecer y ese es cometido específico de la empresa privada.

Partir del conocimiento de lo que nuestros visitantes buscan en nuestra tierra; analizar las motivaciones; descubrir las oportunidades; trabajar por ofrecer cada vez mejores y mayores recursos con los que satisfacer las expectativas y, partiendo de ellas, seguir luchando por mantenerse en movimiento debe ser la motivación que nos empuje para llegar al horizonte de Segovia 2016 a la cabeza de Europa.

lunes, 13 de abril de 2009

El primero y el único.


Por razones personales el 12 de Abril es un día señalado y, como extraño efecto secundario (mi esposa dice que mi proceso de asociación de ideas tiene una configuración, cuando menos, original), siempre me acuerdo que también fue el día en que Yuri Gagarin hizo el primer vuelo orbital tripulado en la nave rusa Vostok 1.

Gagarin es una figura contradictoria, su aureola de héroe nacional ruso, iluminada por su prematura muerte, contrasta sin embargo con su tumultuosa vida y su deseo insatisfecho de volver a participar en un vuelo, ya que aunque finalmente fue seleccionado para el lanzamiento de la primer Soyuz (que luego se estrellaría con Komarov a bordo), falleció meses antes en un accidente al estrellarse el MIG-15 que pilotaba. Siempre me ha interesado todo lo que se relacione con la tecnología y el espacio y me fascina la época de la llamada "carrera espacial", casi veinte años de lucha entre rusos y americanos por ir por delante, tener la mejor tecnología y llegar el primero a la luna, que fue una de las épocas más fértiles y creativas y en la que se basa gran parte del progreso tecnológico que hoy nos parece "normal".

El presidente John F. Kennedy, en su famoso discurso de 1961 ante el Congreso lanzó a los Estados Unidos de lleno a la carrera, y durante 15 años la NASA lideró un conglomerado de industrias privadas que, a través de concursos, luchaban por conseguir los proyectos para desarrollar las nuevas tecnologías y elementos necesarios. En muchos de los avances y tecnologías que hoy son de uso común estan las necesidades y requisitos de las naves y los astronautas (no hay que olvidar que la NASA ápostó por los programas tripulados y la intervención del hombre), y muchos de los brillantes ingenieros de la NASA y otras empresas siguieron siéndolo en sus cometidos posteriores.

Lugares como el MIT, el Jet Propulsion Laboratory, los Bell Laboratories, Grumman, Lockheed-Martin, McDonnel Douglas, por citar solo algunos tuvieron la suerte de poder recoger y continuar la labor de muchas de estas personas que intervinieron en la NASA y que se distribuyeron entre empresas y universidades cuando, a partir de 1977 se canceló el Programa Apollo y se redujeron drásticamente los fondos disponibles.

Durante años, la NASA apenas si hizo que mantenerse con misiones de claro corte científico, pero poco rédito popular, como las sondas del espacio profundo e incluso hoy, parece persistir esa sensación de despilfarro o poca utilidad con cualquier tema relacionado con las naves tripuladas. Por su parte los rusos, con menos presupuesto, pero no menos presión, emplearon la estrategia de seguir utilizando lo que sabían que funcionaba y trabajar en el control remoto y la automatización, y así hoy en día las viejas cápsulas Soyuz y Progress siguen llevando y trayendo personas y equipo a la Estación Espacial Internacional. Con un diseño de hace más de 30 años, estos "seiscientos" del espacio siguen sirviendo hoy porque los nuevos proyectos no acaban de salir adelante.

Ciertamente, hay muchas sombras en la carrera espacial y siempre se ha criticado la total falta de sentido que tiene el hecho de competir por el espacio y no sé si somos totalmente conscientes de la cantidad de presión política y, por que no decirlo, también popular, que hubo en aquella época y de la ingente cantidad de dinero que se inyectó para conseguirlo y de que existe una parte considerable de la población que piensa que el espacio es sólo una manera de derrochar un dinero que sería más útil en otros lados.

No es fácilmente explicable que los Estados Unidos, Rusia, la ESA europea, Japón, China o la India, tengan programas espaciales propios y no exista apenas colaboración que permita abaratar los lanzadores, unificar y estandarizar las naves y optimizar los recursos mundiales en este ámbito. (Se me viene a la cabeza el ejemplo del CERN dónde más de 50 estados colaboran en desarrollar un proyecto a escala mundial de mucho menor calado popular).

A pesar de todo, me sigue fascinando como ejemplo de la capacidad humana para generar recursos y soluciones cuando las necesidades son lo suficientemente fuertes y en ese sentido, la facultad de la sociedad norteamericana para aunar lo público y lo privado es ejemplar, a pesar del trasfondo de intereses personales, políticos y empresariales. Por mucho que se haya criticado el dispendio, lo cierto es que el resultado ha sido una sociedad mejor en muchos sentidos. La conjunción de mentes brillantes, alta motivación, dinero y presión política y social puede hacer milagros.

Si hemos sido capaces de hacer algo así sólo para satisfacer algunos egos, ¿no vamos a ser capaces de hacerlo para resolver los problemas que son verdaderamente importantes?.

 

viernes, 10 de abril de 2009

Efecto magdalena.

- Eso es el "efecto magdalena".
Al principio me quedé con cara de no entender, pero luego caí en lo de la magdalena de Proust.
- Lo que dices es más bien el "dejà vu".
- No, -insiste-, el "dejà vu" es tener la sensación de que algo ya lo has vivido antes. El "efecto magdalena" es cuando algo te hace recordar una situación similar, que pasó cuando eras pequeño, por ejemplo.

Mientras intentábamos ver la procesión del Cristo del Amor y la Paz cruzar el puente romano de Salamanca, en medio del frío y la gente, con la noche ya caída, se me agolpan las imágenes de otras procesiones vistas en Segovia, en la Plaza para que no se hiciera mucho de noche, con los pies helados porque a los niños no nos dejaban jugar o echar unas carreras para entrar en calor.

Mi abuela con el velo tapando la cabeza y mi abuelo, fumando, con la boina y la bufanda bien apretadas y su mano grande calentando la mía. Mis tías hablando con mi madre en voz queda y mi padre con los hombres, más atrás, charlando también en voz baja, con caras sonrientes y mi tío Toño, recién venido de Alemania, con esos pantalones campana que escandalizaban a mi abuela.

Cuando acababa la procesión nos íbamos todos a casa de los abuelos, al lado de la Plaza, y la abuela nos sacaba bollos y gaseosa de naranja para los pequeños en la cocina y cervezas, vino y rajas de ese chorizo grueso casero, para los mayores, en el saloncito. Mi abuela y las mujeres yendo y viniendo a la cocina y las voces de los hombres hablando alto y riendo.

Después nos metíamos en el seiscientos que estaba helado y mi padre decía que había que esperar a que se calentara para poner la calefacción, con una palanquita que había en el suelo en la parte de atrás. Y cuando llegábamos a casa, como ya casi habíamos cenado en casa de la abuela, nos tomábamos un vaso de leche con una magdalena de Remigio, el panadero, y nos íbamos a la cama.

- Lo dices por las magdalenas de Remigio.
- Claro, hombre.