martes, 10 de marzo de 2009

Receta de bizcocho.


Me dice mi mujer que el horno no funciona bien. La verdad es que a pesar de tener pocos años, lleva ya tiempo dando la lata y obliga a estar pendiente porque si pones el temporizador, se apaga antes de tiempo y el bizcocho, por ejemplo, se queda a medias, cosa que me fastidia mucho. Por contra, el horno microondas, que se puede considerar ya anciano por los muchos años que tiene, funciona perfectamente, a pesar de su aspecto.- ¿Qué hacemos, -me dice-, compramos uno nuevo, o esperamos un poco?.

Pequeñas historias domésticas como esta, se estarán produciendo, seguramente, en muchos hogares españoles y de estas pequeñas decisiones está dependiendo en gran medida las consecuencias de la crisis actual. El presidente Zapatero animaba hace unos días a los españoles que "conservan su empleo y están en una situación estable", a seguir siendo el motor del consumo y en general a todos a que decisiones que afectan al gasto no se vean ensombrecidas por el temor general.

¿Cómo nos estamos comportando?. ¿Podemos entrever cuáles están siendo los mecanismos por las que las personas y las familias, estamos tomando una u otra alternativa?. Hay personas que no verán alterada su situación, e incluso podrán mejorarla; para otros será una cuestión de supervivencia pura y dura, pero a la gran mayoría nos está afectando en una u otra forma, casi siempre con el resultado de que tendemos a rebajar nuestras expectativas o tomar en cuenta opciones que antes no nos planteábamos, incluso aunque nuestra situación no sufra cambios sustanciales.

Desde una perspectiva puramente financiera, es evidente que aquellos que hayan perdido su empleo o visto rebajadas sus expectativas económicas reaccionan con una reducción en el consumo, pero hay muchas personas que están reduciendo sus expectativas de gasto, aparentemente, en mayor medida de lo que parecería ser razonable en un primer análisis, de ahí el llamamiento del Presidente por el mantenimiento del consumo.

Podemos analizarlo desde una perspectiva psicológica y tener en cuenta que el ser humano, como señala Eduardo Punset, citando a Taleb Nassim, tiende al optimismo de forma natural, pero ocurre que al hombre se le da mal hacer pronósticos, por lo que en situaciones de contingencia, tendemos a tomar medidas excesivamente cautas (o excesivamente arriesgadas) que, a su vez, interfieren en las propias situaciones que las generaron. Parece conveniente, pues, que nos sentemos a reflexionar con tranquilidad sobre nuestra situación y la de nuestro entorno social, económico y también anímico, situándola en su justa medida. De esta reflexión hay un detalle que me parece que se ha tenido muy poco en cuenta, y es que la crisis nos ha devuelto quizá de golpe a una cordura más cercana a la realidad que parecía estar perdida no se sabe dónde.

No hemos decidido todavía si compraremos o no un nuevo horno y ayer fuimos a la tienda a informarnos. De pronto, nos percatamos de que ambos estábamos mirando las etiquetas, no calibrando el precio, sino buscando qué aparato es más eficiente y además preguntamos si reciclarán el antiguo. Y es que el contexto que ahora vivimos nos está llevando a reconsiderar muchas de las decisiones que hace poco tiempo hubiéramos tomado sin vacilar, como comprar un horno nuevo pensando en si tiene "buen precio" antes de si es más eficiente y a la larga supondrá un ahorro.

Parece que todos coincidiamos en que el derroche era general, pero seguíamos haciéndolo. Ahora, además de los ajustes impuestos por la crisis, todo apunta a que reflexionamos además de por el dinero a desembolsar en el instante de la compra, por el coste que nos va a suponer en el futuro, incluidos los costes "invisibles", como el impacto medioambiental y así, por ejemplo, queremos coches que consuman menos y emitan menos CO2, y no sólo por el ahorro en impuestos; leemos con interés las noticias sobre coches eléctricos que, de pronto, nos parecen una opción interesante; buscamos artículos con menos envoltorio o compramos la fruta y la verdura en los mercados de la calle, algo que en mi casa siempre hemos hecho, y volvemos a llevar la bolsa de tela o el carrito de la compra.

Puede que uno de los resutados positivos de esta crisis sea que consigamos hacernos al fin "consumidores responsables". No cabe duda que, al igual que la Educación Vial que nuestros hijos reciben en las escuelas desde hace años ha ido calando poco a poco y se ha sumado a otros factores para reducir las cifras de muertos en la carretera, la situación actual se ha convertido en un inesperado aliado de (me resisto a utilizar el término "ecologistas") tantas voces que claman hace años por un consumo sostenible y el downshifting. Es decir, por volver a hacer el bizcocho en casa.

PD: Esta receta del bizcocho 1-2-3-4 no falla, es un clásico, sólo hay que tener cuidado con el horno.

2 comentarios:

  1. Hola Luis Miguel me parece un articulo genial, de manera simpatica has reflejado una de las causas que complican la situación actual.
    Un saludo. Juan F. Gil

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  2. Hola Juan:
    Me parece interesante reflexionar sobre lo que pasa y descubrir que a veces hay detrás aspectos menos evidentes que no tenemos en cuenta, pero que que están ahí, me agrada que también lo aprecies así.
    Gracias por tu comentario.

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Luis Miguel Pascual.