Entre otras varias ocupaciones, como esquilador, segador o transportista con carro y caballo, mi abuelo materno fue piñonero, ocupación en la que fue famoso por su agilidad. Ya jubilado, seguía subiéndose a mano -!que no con gancho, como hacían los de Navas de Oro!, presumía- a los pinos del puente Oñez. Mientras mi abuela y sus hijas le regañaban desde el suelo, "!Padre, que ya no es un mozo, que se va a caer!, los nietos jugábamos a coger al vuelo las piñas que iba soltando y nos manchaban las manos de resina. Luego abríamos las piñas en una chisquereta, y nos comíamos los piñones calientes, que salían de cada escama unidos de dos en dos por una telilla blanquecina, cachándolos con unas piedras cogidas del río y nos lavábamos las manos con agua y arena, para quitarnos la resina pegajosa.
Antes, los piñoneros iban vendiendo su mercancía por los pueblos con una medida que te llenaban de esos piñones pareados. Ahora que compramos los piñones ya pelados, olvidamos que nacen a pares y en una piña. Expresiones como: "ser una piña" o "estar a partir un piñón" siguen vigentes.
Las sinergias y la cooperación entre empresas son asuntos que nos cuesta abordar. La primera barrera que hay que superar es la reticencia a buscar colaboración externa a la propia empresa. Se habla del carácter de los castellanos, pero sabemos ser una piña cuando es necesario, por lo que las razones hay que buscarlas quizá dentro de la dinámica empresarial y personal que nos lleva a pensar que debemos resolver nuestros asuntos de modo autosuficiente. Si en situaciones normales la cooperación o la creación de redes empresariales es ya complicado, en situaciones difíciles echamos mano de otros recursos y vamos al banco, a la familia o a los amigos; hablar con la empresa de al lado, sólo lo hacemos cuando ya no queda otra opción y quizá es demasiado tarde.
No sólo tememos perder nuestra independencia, que la empresa por la que hemos luchado se diluya, absorbida por la otra. Cuando se juntan varios empresarios, he observado que a menudo son reacios a intercambiar información clara y veraz de la situación de sus empresas, se maquillan resultados y cifras o se dice de la misa la media, en lugar de buscar lugares comunes, puntos de acercamiento o posibilidades de sinergias, se mira al otro con cierta desconfianza. Cuando la situación va mal, quien mejor puede comprenderte es otra persona que, como tú, vive el día a día de la empresa y puede conectar perfectamente con los problemas, porque seguramente serán similares a los suyos, quizá incluso ya los haya resuelto y pueda aportarte su experiencia. Al revés, seguramente nosotros podamos ayudar a quien nos lo pide de igual manera.
Además, la creación de redes empresariales de colaboración no es algo tan complicado ni extraño como pudiera parecer. En realidad, aunque no seamos conscientes de ello, cualquier negocio es una red. Nuestros proveedores, clientes, asesores, bancos o personal constituyen una red de primer nivel de la que vamos obteniendo sinergias continuamente, porque nos proporcionan recursos, nuevos productos y servicios y valiosa información de retorno que realimenta nuestros procesos empresariales. Extender esta red a través de otras empresas con las que colaborar, de nuestro ámbito o de sectores diferentes, no hará sino enriquecernos y posibilitar nuestro crecimiento o supervivencia.
Las relaciones en las que ambas partes obtienen beneficios son las que posibilitan la mejora de la competitividad individual y sectorial y abren posibilidades de ampliar nuestros procesos productivos o servicios a nuevas ideas y aplicaciones que seguramente surgirán de las necesidades de los otros o de cómo los otros pueden resolver las nuestras. Las posibilidades de conseguir avances innovadores se multiplican cuando somos capaces de ampliar nuestros horizontes y trascender los ámbitos en los que habitualmente nos movemos para buscar más allá. Cuando alguien consigue descubrir aplicaciones innovadoras para lo que está haciendo o cómo aprovechar en su empresa lo que otros han puesto en marcha, se consiguen sinergias, en las que el resultado es más que su mera suma.
Implementar la colaboración entre las empresas empieza por examinar con amplitud de miras dónde, cómo y en qué podemos, o bien necesitar o bien aportar, procesos de valor añadido, trabajar para buscar activamente las empresas y también estar abierto a que nos encuentren, aprovechar todos los recursos que promueven contactos y redes empresariales y trabajar para hallar puntos de acuerdo y colaboración con las empresas interesadas, propugnando acuerdos beneficiosos para ambos.
Un ejemplo de cómo la sinergia produce más que la suma de las partes: Arroz con Pasas y Piñones
Es una delicia leerte... Y hoy aún más, con esa receta final! ;)
ResponderEliminarAunque las mejores son las que nos ofeces tú, aderezadas con historias personales, imaginación y tu genial forma de escribir y enlazarlo todo con grandes lecciones del mundo empresarial; que son, sin duda, los mejores ingredientes posibles.
Un abrazo
Muchas gracias Luis Mi por compartir con nosotros tus reflexiones, que cada vez mas son bocanadas de aire fresco y renovador!
ResponderEliminarCuanta razón tienes al hablar de sinergias, mas en tiempos de crisis!
syn, simultaneidad, y ergon, obra: Sinergia, es decir, vamos a conseguir mas entre los dos, que incluso si sumamos lo que conseguiriamos individualmente. Perdamos los miedos.
Bonita manera de hilar la historia del bisabuelo con la cooperación empresarial, y bonito blog. Me lo apunto en favoritos ;)
ResponderEliminar