Ahora que ya se ha aclarado quién va a dirigir nuestro país durante los próximos cuatro años y que el desempleo es la primera preocupación social, política, y por las circunstancias, también personal, quiero aportar algunas ideas que quizá puedan ser útiles al respecto.
La primera y creo que la más importante, es que la gestión pública del desempleo debe cambiar radicalmente de punto de vista. No digo nada nuevo al afirmar que no podemos seguir gestionando el desempleo como un colectivo cuya masa se mueve a golpe de prestaciones, cursos prefabricados o sistemas de cita telemática con semanas de demora, ni siquiera desde el punto de vista de la gestión administrativa interna de los distintos servicios de empleo. Pero no es menos cierto que ni cuando estuvimos en las mejores cifras de desempleo, el sistema de empleo público ha conseguido trascender de su función gestora, salvo excepciones puntuales.
La óptica a utilizar debe ser necesariamente la del desempleado, la de cada uno de los cinco millones que hoy somos en nuestro país, cada una diferente, particular y necesitada de soluciones a su medida. Es hora de que los sistemas de empleo público se conviertan en verdaderos generadores de empleabilidad para las personas que gestionan, en lugar de meros tramitadores de prestaciones o de cursos genéricos y se reconstruyan en un servicio capaz de analizar con detalle el perfil profesional de cada persona y de sugerir, asesorar y proporcionar los recursos y medios para impulsar una trayectoria profesional adecuada a cada una.
El segundo aspecto es el de la formación. Comentaba en la entrada anterior lo difícil que resulta, por ejemplo, cambiar de sector de actividad o lo poco realista que es la oferta formativa existente, que se mueve entre los cursos prefabricados y los vaivenes de las modas profesionales. Hace unos meses, por ejemplo, gran parte de la formación se centraba en los “Community Managers”. La pregunta ya no es si esa formación fue o no exitosa, sino: ¿qué van a hacer, o qué vamos a hacer con todos los CM que ahora están desempleados?.
En mi opinión, hay que partir de un análisis serio y realista de la composición y las necesidades del mercado de trabajo actual y desde allí hacer una extrapolación de las necesidades de empleabilidad a corto y medio plazo, en cuanto a su volumen y en cada sector de actividad. La clave estará, principalmente, en descubrir cuáles serán los perfiles profesionales que se necesitarán y en proporcionar recursos para que las personas cuyas capacidades actuales encajen mejor con dichos perfiles tengan un itinerario formativo que les permita consolidarlas y ampliar sus opciones profesionales.
Eso sí, considerando el concepto "Perfil Profesional" desde una perspectiva más amplia que la simple enumeración de requisitos y experiencia. ¿Porqué los años de experiencia y la preparación adquirida en el sector X no valen para el sector Y?. ¿Cómo puedo o debo compensarlo?. También es frecuente que para empleos de "perfil bajo" se solicite una licenciatura con un MBA y para otros, aparentemente de mayor responsabilidad, sirva con unos años de experiencia. ¿Quién ocupa finalmente ese puesto?. Las empresas que ofertan puestos deberían a su vez, definir claramente los cometidos del puesto y las habilidades requeridas, antes que enumerar un listado de cualificaciones.
Y para ello hay que atreverse a utilizar recursos e ideas innovadoras, como la posibilidad de que determinados profesionales realizasen periodos de trabajo en sectores no afines para adquirir los conocimientos, contactos y experiencia necesarios para desenvolverse adecuadamente en ellos mientras aplican y comparten los conocimientos y experiencias adquiridos. Suele haber una tendencia a focalizarse y especializarse que fomenta la endogamia y por ello, posibilitar la formación cruzada tendiendo a la inmersión en otros ambientes profesionales y no centrarse tanto a capacitar o mejorar las habilidades comunes quizá tenga la ventaja de proporcionar profesionales multidisciplinares, con variados recursos y capacidad para afrontar con éxito cambios sectoriales y de funciones y la adaptación a ese ambiente laboral cambiante al que parece apuntar el futuro.
Por último, la falta de retorno, un apunte que afecta al mercado de trabajo en general y, en especial, a las agencias y páginas web de búsqueda de empleo que ofrecen la posibilidad de optar a los puestos a cuyo perfil más nos acercamos y un seguimiento del proceso de selección. Ninguna ofrece información relevante sobre los motivos por los que una empresa rechaza una candidatura, lo que deja al candidato en la más completa ignorancia e indefensión sobre sus posibilidades profesionales.
Bien es cierto que quienes las sufragan económicamente ,anunciantes aparte, son las empresas que buscan profesionales, pero quienes las sustentan y por quienes realmente existen son los candidatos. Pues bien, en la práctica totalidad de los casos, éstos se quedan sin conocer las razones por las que su candidatura es rechazada, y sin retorno alguno de información; todo lo más se recibe un escueto: “su candidatura ha sido rechazada”, cuando este feedback es fundamental para que el candidato obtenga información relevante que le permita analizar si su comportamiento en el mercado laboral como demandante de empleo es el más adecuado, como su posición en el mismo y averiguar si necesita potenciar, mejorar o adquirir algunos de sus aspectos profesionales o capacidades.
Es imprescindible, pues, que las plataformas web se pongan como objetivo proporcionar el mayor retorno posible, entre otras medidas, haciendo que se haya de indicar claramente los motivos de un rechazo, que pueden ser tan simples como no cumplir el perfil solicitado por la oferta, que haya candidatos mejor cualificados o mucho más complejos, y dando a las empresas la posibilidad de sumar información complementaria e incluso realizar sugerencias al candidato que le sirvan para mejorar su presencia y valía profesional. De esa manera los demandantes podrían analizar el feedback, reorientar sus búsquedas e iniciar acciones para mejorar sus perfiles.
Ponerse en la piel del demandante y ofrecerle recursos e información de calidad para comprender mejor los requerimientos del mercado laboral y en qué posición está situado profesionalmente enriquecerá exponencialmente la relación empresa-plataforma-candidato y ayudará a generar profesionales mejor posicionados que encajen mejor con las demandas empresariales y a éstas a orientar adecuadamente a aquellos para el mismo fin.
Por último, una reflexión para quienes sumamos las áridas cifras del desempleo. No caigamos en el error de pensar que estamos en una órbita distinta que la del mercado de trabajo. Si algo nos ha enseñado el 15-M, es que podemos generar como colectivo e impulsar individualmente tendencias que sirvan, en este caso, para modificar en clave positiva las políticas públicas de gestión del empleo y también en las agencias y las plataformas privadas y con ello contribuir positivamente a la recuperación.
Mostrando entradas con la etiqueta Redes Sociales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Redes Sociales. Mostrar todas las entradas
martes, 22 de noviembre de 2011
domingo, 14 de noviembre de 2010
Ponte música y sal a correr.

El viernes tuve el privilegio de participar como invitado a la Mesa Redonda del II Encuentro de Emprendedores patrocinado por Caja Segovia y organizado con tanto interés y cariño por Lola Romero, una persona indispensable su apoyo a los emprendedores segovianos durante los últimos años. Resultó emocionante ver a tantas personas explicar sus proyectos con tanta energía y pasión hablando de sus negocios y la mesa redonda sirvió quizá para que los invitados recopilásemos nuestras experiencias en torno al emprendimiento. Me parece interesante recoger el pequeño resumen que había preparado, y que se enriqueció enormemente con las aportaciones de mis compañeros de mesa, en la idea de que sea una ayuda para quien se está planteando iniciar un negocio propio o ya lo ha iniciado.
A mi modo de ver, lo primero que un aspirante a emprendedor debe hacer es un ejercicio de introspección y averiguar si tenemos el cuajo suficiente para abordar todo lo que supone montar un negocio propio y si estamos dispuestos a asumir todo lo que ello implica. María Coco apuntaba la importancia de haber vivido en una familia de emprendedores y también que hay caracteres que de por si son emprendedores, aunque también se puede aprender a ser emprendedor. Según eres como persona es el mejor termómetro de cómo serás como emprendedor. Si no lo sientes, no pasa nada, puede que tu seas mejor en otras funciones y las empresas están deseosas de contar con "emprendedores internos", y cada vez más valoran a personas con iniciativa y empuje.
En segundo lugar, buscar apoyos y utilizar todos los recursos de ayuda y asesoramiento disponibles; integrarse en las redes de apoyo al emprendedor y en grupos de emprendedores, insistir, preguntar y exprimir al máximo todas las opciones y facilidades que podamos obtener. Asistir a cursos de emprendedores que nos ayuden a afinar nuestra idea de negocio, crear nuestro plan de empresa y a analizar los aspectos que se nos escapan. Controlar el gasto, utilizar tácticas de “economía de guerra” y utilizar sólo los recursos que sean necesarios, creando estructuras que puedan redimensionarse con facilidad.
Todo ello nos ayudará a crecer como emprendedores y empresarios, descubriendo los puntos en que necesitamos mejorar y trabajándolos de forma activa, convertirnos en profesionales y posibilitando que podamos crear una base sólida, rodeándonos de personas valiosas que nos complementen y enriquezcan. Es interesante que todos los emprendedores que formaban la mesa redonda empezaron un negocio en singular y ahora, poco tiempo después, casi todos cuentan con empleados que forman parte del valor de su empresa.
Centrarse en el corazón de la idea de negocio. A veces es difícil de adivinar con certeza antes de arrancar si estamos acertados al respecto, pero en cuanto se inicie lo descubriremos con facilidad y podremos reorientarla o afianzarla. Innovar, mirar hacia delante y ser valiente con los pies en el suelo. Los emprendedores que arrancan en Segovia lo hacen pensando en desarrollar su negocio aquí, pero la realidad es que casi todos acaban encontrando negocio (y la mayoría de las veces, muchísimo más) fuera de Segovia. Audacia Comunicación, Iberzal.com o la Alquería de Segovia relataban la dificultad de abrirse camino y lograr la suficiente confianza para lograr encargos, precisamente de aquellos por los que el emprendedor está apostando, los propios segovianos. Se hace muy duro romper las barreras de entrada cuando además concurre la desconfianza en la capacidad del emprendedor.
Por ello es tan importante que entre los emprendedores de Segovia se haya creado una red, aunque todavía sólo ligeramente tejida. Es muy probable que tu primer cliente sea el emprendedor de al lado porque será el que sí que confiarán en tu proyecto, porque te entiende y su apoyo es, al tiempo, un apoyo para él mismo. Angel Luis Llorente utilizó el término “co-competencia” refiriéndose a que trabajar de modo conjunto en determinados proyectos es una manera de enriquecer a las dos partes y posibilitar que ambos sobrevivan en tiempos difíciles.
Plantearse que el futuro empieza hoy mismo y que obtener beneficios a corto plazo, sin el horizonte de varios años que predican en los cursos de emprendedores es otro excelente consejo de los emprendedores más avezados, ¿porqué no obtener beneficios el primer año?. También hay que tener muy claro cual es el punto de no retorno donde debemos crecer y cómo lo haremos. Más que pensar en un horizonte cercano, poner la vista en dónde queremos estar, por ejemplo, dentro de cinco años, y marcarnos unos hitos claros que nos vayan ayudando a conseguir nuestra visión de futuro desde el primer día.
Más difícil es saber qué marca el momento de abandonar. Cristina Torres explicaba que experiencia de La Linterna de Segovia nunca la había considerado como un fracaso, simplemente supo que era el momento de dejarlo y emplear el esfuerzo en otra cosa. Cuando los números no cuadran puede que sea fácil decidir, pero ¿y cuando la idea ya no te llena o el camino se ha desviado demasiado de la primera visión?. No son pocos los empresarios que, años después, con una posición consolidada, vuelven a retomar su primera visión, su proyecto primario.
A pesar de que siempre insisto en que no hay recetas milagrosas, ésta sí es una en la que todos coincidimos tanto en su eficacia como en que debe usarse a menudo, y que resumo con un consejo que citaba Iñaki Berzal: “cuando tengas que pensar, ponte música y sal a correr”. Los que me siguen en este blog saben que el dedicar tiempo de calidad para pensar es algo en lo que insisto a menudo y los estudiosos del cerebro saben que cuando uno se distrae haciendo cosas que le gustan o le relajan, como puede ser el correr, nadar, leer, ver una película o dar un paseo con los tuyos, facilita que los procesos mentales inconscientes trabajen y den paso a que la intuición nos ayude a abordar con éxito los retos.
Por último, contar con el espacio personal. El emprendedor, decía Iñaki, no es libre, está preso de su idea y ello puede convertirse en un lastre personal inasumible. La vida sigue adelante mientras luchamos por nuestro negocio y tenemos amigos, familia, parejas, hijos. No quiero dejar de añadir que, además de las dificultades, por desgracia muy reales que las mujeres tienen a la hora de emprender y como hombre, creo que no soy capaz de apreciar en su totalidad lo que supone el largo proceso de ser madre y empresaria y siempre me siento estimulado por la energía que despliegan a pesar de todo, o quizá debería decir precisamente por el hecho de serlo. Nuestra vida personal es la base que sustenta nuestro equilibrio como persona y como emprendedor y no puede sustituirse por nada.
Por
Luis Miguel Pascual
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
2
comentarios
Etiquetas:
Crisis,
deporte,
Emprendedores,
Empresa,
Estrategia empresarial,
Innovación,
Redes Sociales,
Segovia,
Sociedad
lunes, 25 de octubre de 2010
Un Camino por recorrer.
Además de disfrutar con la actividad, el paisaje, la compañía y colaborar con la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Segovia, las horas de caminata dan para mucha charla y han surgido algunas interesantes sobre la importancia del Camino para Segovia y la trascendencia que está empezando a adquirir en los últimos años, como bien conocen la Diputación y otras organizaciones de dinamización zonal, como Aidescom o Segovia Sur.
¿Es el Camino una oportunidad para Segovia?. Lo cierto es que en otras zonas el Camino es un elemento que genera un importante movimiento social y económico que, además de un atractivo de primer orden, supone un impulso al desarrollo local y comarcal y contribuye a evitar la despoblación. En Segovia, además de los albergues que tímidamente, pero con fuerza, están surgiendo al amparo público desde el impulso de personas entusiastas, como en Nava de la Asunción, Coca o Villeguillo, otras iniciativas privadas empiezan a sacar partido del lento goteo de peregrinos que vienen de Madrid buscando dónde pernoctar. El Albergue de Santa María la Real de Nieva es un excelente ejemplo, y varias casas rurales que de pronto se han dado cuenta que están situadas en las inmediaciones del Camino, han empezado a considerar al peregrino como lo que es: un cliente que no gasta demasiado, pero que tampoco exige más que lo justo y que es siempre agradecido y difunde los lugares dónde es bien tratado.
Desde luego, el Camino no es ni la panacea ni la solución para muchos pequeños negocios que sobreviven duramente en nuestra provincia, pero puede que sea la gota que suponga la diferencia entre sobrevivir y tener que abandonar algunas iniciativas y desde luego, el boca a boca del peregrino, amplificado hoy por Internet, las redes sociales y las páginas de información del Camino, cada vez más influyentes y completas, puede ayudar de un modo decisivo a potenciar su interés tanto para los habitantes de Madrid y sus alrededores (hay madrileños para todo, apuntaba un compañero de andadura) como para el creciente número de personas, nacionales y extranjeras, que quieren completar los múltiples caminos que recorren la geografía española rumbo al Obradoiro.
¿Merece la pena invertir en el Camino segoviano?. Sinceramente creo que si, y que debe haber una combinación de iniciativa privada y respaldo público. Y quiero añadir un apunte que me preocupa: realmente, me parece cuando menos curioso que, durante gran parte de su recorrido, el Camino discurra casi paralelamente, sin juntarse, aunque cruzándose en algunos puntos, con la antigua vía férrea Segovia-Medina del Campo, desmantelada ya hace más de veinte años y de la que se lleva casi los mismos hablando de crear la via verde Valle del Eresma. Además de que se han abandonado infraestructuras de la vía, como las estaciones que podrían haberse aprovechado para crear albergues, alojamientos u otros equipamientos, hemos perdido veinte años. ¿Cuántos más seguiremos perdiendo si no hay nadie que lo impulse?.
Al igual que en el caso del Camino, que se mantiene, entre otros apoyos, gracias a la impagable labor de los integrantes de la Asociación de Amigos del Camino de Segovia y de otras provincias, que además de repintar las flechas amarillas, mantienen vivo el entusiasmo y el espíritu peregrino, es imprescindible que todos empecemos a apostar fuerte por revitalizar Segovia a través de este tipo de iniciativas que tienen valor añadido en sí mismas y no es necesario dotarlas de contenido, puesto que lo llevan implícito y lograr que, en lugar de una rémora y un olvido, sean motores (y no importa si son pequeños o grandes) que nos impulsen hacia el futuro.
Por
Luis Miguel Pascual
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
0
comentarios
Etiquetas:
Crisis,
Cultura,
Emprendedores,
Empresa,
Estrategia empresarial,
Innovación,
Redes Sociales,
Segovia,
Sociedad,
Turismo
martes, 6 de abril de 2010
Una petición y un reto. ¿Qué puedo hacer yo por Segovia 2016?
A raíz del Encuentro Empresarial "Oportunidades de negocio en torno a Segovia 2016", comentado en una entrada anterior, he tenido un buen número de conversaciones al respecto. Algunas personas se lamentan de que no saben qué hacer al respecto o cómo ver las oportunidades de colaborar con la candidatura y al tiempo quizá aprovechar las opciones que ello les puede ofrecer desde el punto de vista empresarial.
¿Qúe podemos hacer?. ¿Cómo podemos articularlo?. Hay muchas opciones, pequeñas y grandes, empezando por que en ninguna empresa segoviana debería faltar la presencia del logotipo de la Candidatura, en las webs, facturas, folletos, etc., que tendría que estar presente en todo lo que nuestra empresa tenga contacto con el público, especialmente el de fuera de Segovia, de manera que ambas vayan de la mano.
Acabo de ver en Facebook que la empresa Trackter Eventos Especiales ha firmado un convenio de colaboración con Segovia 2016. Y ese hecho ya le ha dado pie a tener presencia en los medios y en las redes sociales. ¿No ha conseguído cumplir ambos objetivos?.
Así que lanzo una petición y un reto: ¿Qué puedo hacer por Segovia 2016?.
Te pido que mediante un comentario, compartas tus ideas sobre qué puedes tú hacer.
Y te reto a que las hagas.

domingo, 28 de febrero de 2010
Reformar el trabajo.
Desde que recuerdo, el espinoso asunto de la "reforma del mercado laboral" parece ser uno de esos temas cíclicos, al igual que el refrán acerca del mes de Septiembre dice: "o seca las fuentes, o se lleva los puentes". (Por cierto, también hay otro que dice "Septiembre y Marzo, ventoleros ambos"). Hay argumentos, opiniones o análisis para todos los gustos y tendencias, y parece que este es uno de esos temas en los que sea cual sea la decisión, difícilmente contentará a todos.
Que el actual sistema del mercado laboral necesita reformas, es una afirmación compartida por la mayoría. La discrepancia está, obviamente, en cuáles deben ser y qué medidas deben abordarse. Difícilmente coincidirá la visión proteccionista de los sindicatos con la más liberal de los empresarios e igualmente habrá de tenerse en cuenta cómo se preservan y protegen los derechos sociales que nuestro sistema tiene la obligación de ofrecer y que se generan del propio trabajo.
En medio de todo este debate técnico y político, hace bastante tiempo que tengo la impresión de que hay un importante sustrato que no se está teniendo en cuenta en la medida que, estimo, sería necesaria y que puede darnos pautas acerca de cuáles deben ser los objetivos hacia dónde debería confluir un nuevo modelo de relación laboral, lo que seguramente ayudará mucho a plantear las medidas.
Por ejemplo, se afirma que hay un bloque de empleo de personas que llevan muchos años en el mercado laboral, con sueldos y despidos altos, que actúan de tapón para las generaciones jóvenes, en su mayoría con mejor preparación académica, abocadas a empleos precarios y escasas posibilidades de ascenso profesional, con las repercusiones personales y sociales que todos conocemos.
Por otro lado, experiencias como las prejubilaciones o despidos masivos de personas de ese primer perfil, cuyos puestos no se han cubierto o se han sustituido por personas jóvenes, con sueldos y condiciones sensiblemente peores, han causado una enorme pérdida de “capital y conocimiento humanos” en sectores y empresas en las que el trato y la atención al cliente son las claves del negocio. ¿Cuántas veces hemos oído la frase: “en mi banco ya no me conocen”?.
En definitiva, mi pregunta es: ¿no sería mejor definir cuál es el modelo de trabajo que queremos, para después poder implementar las medidas adecuadas?. El punto de partida debería estar, entonces, en el análisis de los aspectos que deberían mejorarse, utilizando una mentalidad abierta para plantear estrategias innovadoras: ¿y si lo viéramos desde el punto de vista de la persona?.
Hay estudios, como el de Sylvia Ann Hewlett, en los que se pone de manifiesto que se pueden conciliar los intereses y expectativas de las diferentes generaciones que coexisten hoy en las empresas, porque coinciden en lo fundamental. Sus resultados indican que las ideas básicas son:
- Un entorno laboral con compañeros de calidad.
- Disponer de un trabajo flexible.
- Poder disfrutar de nuevas experiencias profesionales y personales.
- Perspectivas de crecimiento y reconocimiento para los jóvenes.
- Autonomía en las tareas y entorno estimulante para los más mayores.
Leyendo esto, y después de hacer una pequeña búsqueda totalmente empírica, creo que coincide perfectamente con lo que las empresas desearían tener, y que podría resumirse en lo siguiente:
- Trabajadores cualificados y preparados.
- Comprometidos con el proyecto empresarial.
- Con espíritu creativo e innovador.
- Productivos y que aporten valor añadido y competitividad.
- Ambiente laboral estimulante, estable y cooperativo.
Como apuntaba antes, yendo más allá de debates acerca de asuntos como el coste que -para ambas partes- suponen aspectos como el despido, sugiero que nos centremos en definir cuál es el modelo de relación laboral que queremos tener. El modelo de empresa está cambiando porque nuestro entramado social, económico y cultural está evolucionando a pasos agigantados hacia modelos más sostenibles, mientras que los sistemas de relación laboral siguen pautas que vienen prácticamente de la revolución industrial y coexisten sistemas como la función pública, dónde la medida de la eficacia y la productividad parecen estar ausentes o ser inabordables, con la empresa privada, donde son guía y vara de medida.
Y sostenible, hoy, significa mucho más que medioambientalmente respetuoso, también supone serlo en la relación laboral y que el trabajador -¿no lo somos todos?- sea artífice efectivo de los cambios que le tocan. Cambiar el presentismo y las jornadas interminables, por la evaluación de las tareas efectivamente realizadas, supone cambiar la simple medida del desempeño por un sistema de retroalimentación que permita a ambas partes ver dónde se está fallando y cómo corregirlo y dónde se acierta y cómo conservarlo y potenciarlo; o tener muy presente que aspectos como la responsabilidad social corporativa o la conciliación no deben ser meros añadidos, sino estar totalmente inmersos en el modelo de relación entre la persona y la empresa y, lo más importante, que significan que ambos debemos adoptar actitudes de responsabilidad para conseguir la relación laboral ideal.
Que el actual sistema del mercado laboral necesita reformas, es una afirmación compartida por la mayoría. La discrepancia está, obviamente, en cuáles deben ser y qué medidas deben abordarse. Difícilmente coincidirá la visión proteccionista de los sindicatos con la más liberal de los empresarios e igualmente habrá de tenerse en cuenta cómo se preservan y protegen los derechos sociales que nuestro sistema tiene la obligación de ofrecer y que se generan del propio trabajo.
En medio de todo este debate técnico y político, hace bastante tiempo que tengo la impresión de que hay un importante sustrato que no se está teniendo en cuenta en la medida que, estimo, sería necesaria y que puede darnos pautas acerca de cuáles deben ser los objetivos hacia dónde debería confluir un nuevo modelo de relación laboral, lo que seguramente ayudará mucho a plantear las medidas.
Por ejemplo, se afirma que hay un bloque de empleo de personas que llevan muchos años en el mercado laboral, con sueldos y despidos altos, que actúan de tapón para las generaciones jóvenes, en su mayoría con mejor preparación académica, abocadas a empleos precarios y escasas posibilidades de ascenso profesional, con las repercusiones personales y sociales que todos conocemos.
Por otro lado, experiencias como las prejubilaciones o despidos masivos de personas de ese primer perfil, cuyos puestos no se han cubierto o se han sustituido por personas jóvenes, con sueldos y condiciones sensiblemente peores, han causado una enorme pérdida de “capital y conocimiento humanos” en sectores y empresas en las que el trato y la atención al cliente son las claves del negocio. ¿Cuántas veces hemos oído la frase: “en mi banco ya no me conocen”?.
En definitiva, mi pregunta es: ¿no sería mejor definir cuál es el modelo de trabajo que queremos, para después poder implementar las medidas adecuadas?. El punto de partida debería estar, entonces, en el análisis de los aspectos que deberían mejorarse, utilizando una mentalidad abierta para plantear estrategias innovadoras: ¿y si lo viéramos desde el punto de vista de la persona?.
Hay estudios, como el de Sylvia Ann Hewlett, en los que se pone de manifiesto que se pueden conciliar los intereses y expectativas de las diferentes generaciones que coexisten hoy en las empresas, porque coinciden en lo fundamental. Sus resultados indican que las ideas básicas son:
- Un entorno laboral con compañeros de calidad.
- Disponer de un trabajo flexible.
- Poder disfrutar de nuevas experiencias profesionales y personales.
- Perspectivas de crecimiento y reconocimiento para los jóvenes.
- Autonomía en las tareas y entorno estimulante para los más mayores.
Leyendo esto, y después de hacer una pequeña búsqueda totalmente empírica, creo que coincide perfectamente con lo que las empresas desearían tener, y que podría resumirse en lo siguiente:
- Trabajadores cualificados y preparados.
- Comprometidos con el proyecto empresarial.
- Con espíritu creativo e innovador.
- Productivos y que aporten valor añadido y competitividad.
- Ambiente laboral estimulante, estable y cooperativo.
Como apuntaba antes, yendo más allá de debates acerca de asuntos como el coste que -para ambas partes- suponen aspectos como el despido, sugiero que nos centremos en definir cuál es el modelo de relación laboral que queremos tener. El modelo de empresa está cambiando porque nuestro entramado social, económico y cultural está evolucionando a pasos agigantados hacia modelos más sostenibles, mientras que los sistemas de relación laboral siguen pautas que vienen prácticamente de la revolución industrial y coexisten sistemas como la función pública, dónde la medida de la eficacia y la productividad parecen estar ausentes o ser inabordables, con la empresa privada, donde son guía y vara de medida.
Y sostenible, hoy, significa mucho más que medioambientalmente respetuoso, también supone serlo en la relación laboral y que el trabajador -¿no lo somos todos?- sea artífice efectivo de los cambios que le tocan. Cambiar el presentismo y las jornadas interminables, por la evaluación de las tareas efectivamente realizadas, supone cambiar la simple medida del desempeño por un sistema de retroalimentación que permita a ambas partes ver dónde se está fallando y cómo corregirlo y dónde se acierta y cómo conservarlo y potenciarlo; o tener muy presente que aspectos como la responsabilidad social corporativa o la conciliación no deben ser meros añadidos, sino estar totalmente inmersos en el modelo de relación entre la persona y la empresa y, lo más importante, que significan que ambos debemos adoptar actitudes de responsabilidad para conseguir la relación laboral ideal.
Invertir en Capital Humano
View more presentations from MindProject.
sábado, 13 de febrero de 2010
AnalfabeTICsmo.
Hace poco asistí a una conferencia en la que un reputado especialista hizo una disertación realmente interesante. En un momento de la charla, la presentación de Power Point salió por peteneras y pudimos observar que mostraba un nivel de manejo informático que podríamos calificar piadosamente como de absoluta torpeza. Tuvimos ocasión de charlar al final y al preguntarle amablemente al respecto, comentó que la tecnología le había llegado tarde, que en su campo de actividad él sólo había empezado a utilizarla porque era ya imprescindible para manejar la documentación y el correo electrónico y, además, tenía ayudantes jóvenes que le facilitaban su relación con los ordenadores. Eso sí, recientemente había aprendido a hacer presentaciones sencillas con Power Point aunque otra persona le ayudaba con los efectos y detalles finales.
La verdad, me dio que pensar que una persona tan brillante, sin embargo fuese casi un “analfabeto tecnológico” y me preocupa que esto sea algo bastante común en una porción importante de personas que por su posición, ocupación y nivel cultural deberían haber adquirido, cuando menos, una destreza en el manejo de los ordenadores, Internet o la tecnología más común.
¿Es tan difícil adquirir las -tan aparentemente complicadas- nuevas destrezas que exigen los aparatos tecnológicos?. Mi propio padre, con ochenta años, hace diez que tiene un ordenador y, aunque he tenido que explicarle pacientemente muchas veces algunas funciones sencillas, -muchas de ellas repetidas veces-, poco a poco ha adquirido un manejo más que aceptable, incluso retoca las fotos de la cámara digital con Photoshop. Sin embargo, mi madre creo que no se habrá sentado frente al ordenador más de un par de veces. ¿Porqué algunas personas sí lo hacen y otras no?.
Posiblemente diré una obviedad, pero creo que sólo hay dos razones que separan ambos grupos: motivación y necesidad. Si no existen ambas en una mínima proporción es muy difícil que una persona que no haya tenido contacto previamente, se acerque al mundo de las TICs y ser conscientes de ello puede hacer que consigamos mejorar este acercamiento.
El año pasado tuve oportunidad de participar en la campaña de AETICAL denominada “Un móvil un amigo a mano”, enseñando a grupos de personas mayores a utilizar el teléfono móvil por toda Segovia. El objetivo de la campaña era lograr que los mayores adquirieran una autonomía suficiente en el manejo del aparato que les permitiera incorporarlo a su vida diaria como un elemento de apoyo en sus relaciones y para su seguridad personal.
Fue emocionante ver cómo, grupo tras grupo, personas con un móvil -que sus hijos les habían regalado por su cumpleaños o dado un terminal ya pasado de moda, “para estar tranquilos”-, que sólo utilizaban para recibir las llamadas de la familia, con dedos torpes, vista precaria e incluso poca habilidad lectora, descubrían cómo hacer una llamada o al enviar durante la clase un mensaje a su hija, sonreían cuando llamaba de inmediato a preguntar: tengo un mensaje, ¿pasa algo mamá?, y contestaban con orgullo "que estoy aprendiendo a poner SMS y te cuelgo hija, que estamos en clase". No pocos me han parado después al cruzarse conmigo por la calle a preguntarme todavía alguna duda o a decirme que llaman o se intercambian mensajes con sus nietos o que ya han metido en la agenda todos los teléfonos de sus amigos.
Puede que muchas de las casi trescientas personas mayores que participaron no sintieran antes la necesidad de un móvil, (quizá la necesidad sea la sensación de tranquilidad para quien se lo regalaron), pero al empezar a comprender su manejo todos descubrieron motivos para utilizarlo y en ese mismo momento surgió la necesidad y la conveniencia de tenerlo y usarlo para llamar a familia y amigos; de llevarlo cuando salen a pasear, o se van a la huerta, al pinar o a echar de comer a los animales, en lugar de dejarlo en casa; y saber cómo llamar al 112, si de pronto el otro se pone enfermo.
Por otro lado, me queda un regusto amargo al ver que personas como la que citaba al comienzo no sean capaces de encontrar motivos para vencer la aprensión de enfrentarse con decisión a sus propios miedos y adentrarse en un mundo lleno de posibilidades. Si algo he aprendido, es que (al igual que a aprender a leer, por ejemplo) cualquiera es capaz de comprender y manejar las TICs, a cualquier edad y en cualquier situación personal, sólo hace falta descubrir cómo la tecnología es capaz de interesarle y motivarle y a través de ello hacer que sienta la necesidad de aprender más y, por supuesto, dedicarle el tiempo y la atención necesaria para que sea capaz de asimilarlo a su propio ritmo, no al de quién le enseña y que ello además, puede enriquecer enormemente su vida.
Hay una frase de Oliver Wendell Holmes que lo describe muy bien: "Los seres humanos no dejan de jugar porque envejezcan, envejecen porque dejan de jugar".
La verdad, me dio que pensar que una persona tan brillante, sin embargo fuese casi un “analfabeto tecnológico” y me preocupa que esto sea algo bastante común en una porción importante de personas que por su posición, ocupación y nivel cultural deberían haber adquirido, cuando menos, una destreza en el manejo de los ordenadores, Internet o la tecnología más común.
¿Es tan difícil adquirir las -tan aparentemente complicadas- nuevas destrezas que exigen los aparatos tecnológicos?. Mi propio padre, con ochenta años, hace diez que tiene un ordenador y, aunque he tenido que explicarle pacientemente muchas veces algunas funciones sencillas, -muchas de ellas repetidas veces-, poco a poco ha adquirido un manejo más que aceptable, incluso retoca las fotos de la cámara digital con Photoshop. Sin embargo, mi madre creo que no se habrá sentado frente al ordenador más de un par de veces. ¿Porqué algunas personas sí lo hacen y otras no?.
Posiblemente diré una obviedad, pero creo que sólo hay dos razones que separan ambos grupos: motivación y necesidad. Si no existen ambas en una mínima proporción es muy difícil que una persona que no haya tenido contacto previamente, se acerque al mundo de las TICs y ser conscientes de ello puede hacer que consigamos mejorar este acercamiento.
El año pasado tuve oportunidad de participar en la campaña de AETICAL denominada “Un móvil un amigo a mano”, enseñando a grupos de personas mayores a utilizar el teléfono móvil por toda Segovia. El objetivo de la campaña era lograr que los mayores adquirieran una autonomía suficiente en el manejo del aparato que les permitiera incorporarlo a su vida diaria como un elemento de apoyo en sus relaciones y para su seguridad personal.
Fue emocionante ver cómo, grupo tras grupo, personas con un móvil -que sus hijos les habían regalado por su cumpleaños o dado un terminal ya pasado de moda, “para estar tranquilos”-, que sólo utilizaban para recibir las llamadas de la familia, con dedos torpes, vista precaria e incluso poca habilidad lectora, descubrían cómo hacer una llamada o al enviar durante la clase un mensaje a su hija, sonreían cuando llamaba de inmediato a preguntar: tengo un mensaje, ¿pasa algo mamá?, y contestaban con orgullo "que estoy aprendiendo a poner SMS y te cuelgo hija, que estamos en clase". No pocos me han parado después al cruzarse conmigo por la calle a preguntarme todavía alguna duda o a decirme que llaman o se intercambian mensajes con sus nietos o que ya han metido en la agenda todos los teléfonos de sus amigos.
Puede que muchas de las casi trescientas personas mayores que participaron no sintieran antes la necesidad de un móvil, (quizá la necesidad sea la sensación de tranquilidad para quien se lo regalaron), pero al empezar a comprender su manejo todos descubrieron motivos para utilizarlo y en ese mismo momento surgió la necesidad y la conveniencia de tenerlo y usarlo para llamar a familia y amigos; de llevarlo cuando salen a pasear, o se van a la huerta, al pinar o a echar de comer a los animales, en lugar de dejarlo en casa; y saber cómo llamar al 112, si de pronto el otro se pone enfermo.
Por otro lado, me queda un regusto amargo al ver que personas como la que citaba al comienzo no sean capaces de encontrar motivos para vencer la aprensión de enfrentarse con decisión a sus propios miedos y adentrarse en un mundo lleno de posibilidades. Si algo he aprendido, es que (al igual que a aprender a leer, por ejemplo) cualquiera es capaz de comprender y manejar las TICs, a cualquier edad y en cualquier situación personal, sólo hace falta descubrir cómo la tecnología es capaz de interesarle y motivarle y a través de ello hacer que sienta la necesidad de aprender más y, por supuesto, dedicarle el tiempo y la atención necesaria para que sea capaz de asimilarlo a su propio ritmo, no al de quién le enseña y que ello además, puede enriquecer enormemente su vida.
Hay una frase de Oliver Wendell Holmes que lo describe muy bien: "Los seres humanos no dejan de jugar porque envejezcan, envejecen porque dejan de jugar".
domingo, 24 de enero de 2010
Jóvenes Backberries solidarias.
Llego puntual al despacho, soy el primero. El anfitrión abre la puerta y se vuelve corriendo a su mesa para terminar de enviar unos correos. Escribe en el ordenador mientras comentamos algunos detalles de la reunión que ya debería haber empezado. Poco a poco van llegando los demás. Todos apresurados, uno hablando por la Backberry, saludando con un gesto mientras escucha. Otra con la cara arrebolada arrastrando la mochila con el portátil que de inmediato abre y enciende. Dos más, diez minutos después, con el montón de carteles y pegatinas. Todos comentamos cuánto nos gustan y el excelente resultado que ha dado la colaboración de quienes lo han hecho. Una más llega y se sonroja por los elogios que le dedicamos. Por fin el último, disculpándose por el retraso, mientras termina de escribir un mensaje en su terminal. Me llama la atención que todos tienen una Blackberry.
Suena el teléfono del despacho, llaman de la radio para entrar en directo, sale corriendo a otra sala a atender la llamada. Apenas si hay un minuto de relax entre las blackberries que pitan una tras otra y el portatil que no para de recibir mensajes. Vuelve el entrevistado. Por fin la cosa se serena y se entra en los detalles de la reunión, entre pitido, mensaje, llamada que no se coge o se contesta con un "luego te llamo". Dos horas después, nos levantamos y todos se vuelven al trabajo, algunos comerán algo de camino o tomarán un bocado mientras recuperan algo de tiempo en su mesa de trabajo. Y mientras gestionan su negocio, llamarán a un ayuntamiento para intentar que se sume a la iniciativa, comprobarán si ha llegado el correo que confirma que las huchas estarán a tiempo, enviarán unos cientos de mensajes más para intentar difundirla todavía más, actualizarán la página web, el perfil de Facebook o comprobarán que el diseño para imprimir las camisetas ha llegado y correrán al taller a ponerlo en marcha, mientras atienden la llamada de un cliente o hacen un pedido a un proveedor.
Durante todo el tiempo han logrado sacar adelante la iniciativa intentando desatender el trabajo lo menos posible, de forma altruista y sin ánimo alguno de notoriedad. Les admiro, porque han hecho cábalas para hacer las dos cosas y lo han conseguido a fuerza de tirar de Blackberry, mientras tecleaban con la otra mano en el portátil y durmiendo poco o nada, sostenidos por una fuerza que, estoy seguro, sale de un corazón tan grande como el excelente trabajo que están haciendo en pro de la solidaridad con los damnificados de Haití.
Suena el teléfono del despacho, llaman de la radio para entrar en directo, sale corriendo a otra sala a atender la llamada. Apenas si hay un minuto de relax entre las blackberries que pitan una tras otra y el portatil que no para de recibir mensajes. Vuelve el entrevistado. Por fin la cosa se serena y se entra en los detalles de la reunión, entre pitido, mensaje, llamada que no se coge o se contesta con un "luego te llamo". Dos horas después, nos levantamos y todos se vuelven al trabajo, algunos comerán algo de camino o tomarán un bocado mientras recuperan algo de tiempo en su mesa de trabajo. Y mientras gestionan su negocio, llamarán a un ayuntamiento para intentar que se sume a la iniciativa, comprobarán si ha llegado el correo que confirma que las huchas estarán a tiempo, enviarán unos cientos de mensajes más para intentar difundirla todavía más, actualizarán la página web, el perfil de Facebook o comprobarán que el diseño para imprimir las camisetas ha llegado y correrán al taller a ponerlo en marcha, mientras atienden la llamada de un cliente o hacen un pedido a un proveedor.
Así ha sido la vida de los organizadores de "Un Euro Por Haití" en las últimas dos o tres semanas. Jóvenes empresarios segovianos, dinámicos, con negocios en marcha, ocupados, volcados en la gestión de su negocio, que deciden poner toda su energía y toda la capacidad de sus negocios para una causa solidaria. Nadie ha mirado el coste de lo que ponen. Ninguno ha pensado en las horas de trabajo, propio y de sus empleados, que han aportado. Sólo han tenido en mente el conseguir el objetivo de obtener un euro por cada segoviano, al menos 164.441 € y se han movido para ello con el mismo empuje, o más aún, que lo hacen cada día en sus negocios para conseguir implicar a una larguísima lista de colaboradores.
sábado, 16 de enero de 2010
Un euro por Haití. Objetivo 164.441 €. Muévete, Contribuye, Colabora, Extiéndelo.
Bajo este lema y con mucha ilusión, la Asociación de Jóvenes Empresarios, AJE Segovia ha organizado una campaña de recaudación de Fondos para colaborar con la reconstrucción de Haití, donde un terrible terremoto ha truncado la vida de miles de personas. El objetivo es que cada segoviano done, al menos, un euro y por supuesto, conseguir mucho más.
Entre los días 22 y 24 de enero, la solidaridad será protagonista en Segovia, con la instalación de una gran carpa, espectáculos de magia, música en directo e implicación y participación de ciudadanos anónimos, turistas, empresarios, instituciones, asociaciones, etc.
Colabora en la difusión de la iniciativa imprimiendo el cartel de la convocatoria y poniéndolo en el escaparate, en la ventanilla de tu coche, en tu clase, en el cuaderno o carpeta, en tu puesto de trabajo, en el tablón de anuncios.
Ya están activos los números de cuenta para colaborar con la iniciativa. Los fondos recaudados serán para Cáritas y Cruz Roja. En la página web se ha puesto en marcha un eurómetro, para ir calculando todo lo que se va recaudando.
Caja Segovia: 2069 0001 94 0001894940
Caja Rural de Segovia: 3078 0100 94 2029242720
Muévete, Contribuye, Colabora, Extiéndelo.
(Imagen: AP)
sábado, 13 de junio de 2009
Tarjeteando

Ayer, en un evento de las Jornadas de Empresas en Red, me encontré con una persona que tenía un modelo igual y estábamos comentando las respectivas utilidades, cuando de pronto me dijo, - Si quieres, te transmito mis datos de contacto por infrarrojos. - Estupendo, contesté. Así me evito tener que andar luego transcribiendo los datos de la tarjeta, pensé para mí, y en apenas unos segundos intercambiamos la información. Cuando terminamos, mi interlocutor se guardó la PDA en la cartera y sacando su tarjeta de visita, me dijo: - De todos modos, aquí tienes mi tarjeta.
Por supuesto, yo también le dí la mía y al terminar la jornada conté 18 tarjetas de otras tantas personas, que transcribí a la Palm y después sincronicé con el PC en la oficina. Si todos hubiéramos tenido un sistema por el que intercambiar los datos, compartiríamos los de las más de 50 personas que acudimos, además del tiempo que ahorraríamos al transcribir la información a otros soportes, seguro que resultaría muy útil disponer de ellos.
Así es como se construyen las redes sociales y profesionales. Xing, Linkedin o Facebook, en realidad son el intercambio de "tarjetas" personales y profesionales, lo que ocurre es que ahora los datos que se aportan son mucho más de lo que puede contener una tarjeta de papel y abarcan muchos otros aspectos profesionales y personales. No es de extrañar que lo que se conoce como “data mining” o minería de datos, esté en pleno apogeo.
¿Qué hacer con las tarjetas de papel?. ¿Están condenadas a desaparecer?. Yo las conservo en unos tarjeteros -ya tengo unos cuantos- porque, contrariamente a lo que pueda parecer, contienen mucha información. El diseño, las tipografías, la colocación de los elementos, si notas que quien la ofrece se siente cómodo con ella o no, por ejemplo, dan mucha información sobre el tipo de empresa y personas a las que representan y, cuando has visto unos cuantos centenares, la intuición suele atinar bastante.
Hay guías y consejos para hacer una buena tarjeta de visita, tanto respecto a los materiales, tintas, diseño, etc., como de su "filosofía". Uno de los mejores es no escoger una tarjeta predefinida de un catálogo, a menos que sea exactamente la que desees. En mi opinión, lo más importante es que uno se sienta a gusto con ella y, cuando se refiere a ti mismo, -como tu tarjeta personal, o si, por ejemplo, eres un emprendedor o empresario-, que sea un reflejo de lo que tú eres y quieres transmitir.
Tengo ahora mismo a la vista mi primera tarjeta personal, bastante poco convencional por aquél entonces: papel crema, tinta roja y una tipografía inusual, que hizo refunfuñar al entrañable Avelino, maestro cajista de la imprenta, mientras ajustaba los cuadratines a lo que yo quería. Estoy convencido que fue de ayuda en esos momentos en que comenzaba mi andadura profesional. Las tarjetas forman parte de la personalidad, de la imagen de quien las ofrece y al igual que será muy difícil que los documentos impresos desaparezcan del todo, seguro que a las tarjetas de visita les queda mucho recorrido.
sábado, 23 de mayo de 2009
Abrir las puertas.

Acudí ayer a la Jornada de Puertas Abiertas de la IE Universidad en el Campus de Santa Cruz. Una estupenda iniciativa que pretende crear vínculos entre la universidad y las empresas y propiciar contactos dentro lo que se conoce como “Transferencia de conocimiento Universidad-Empresa, o Proyecto t-cue”. Disfruté en Santa Cruz porque las presentaciones tuvieron muchísimo interés y algunos debates fueron brillantes.
Además de Cristina Cruz, -que comenté en la anterior entrada- y Rachida Justo quienes hablaron desde una perspectiva novedosa sobre las empresas familiares, me atrajeron especialmente las de Amrou Awaysheh sobre prácticas sociales responsables; Juan Santaló hablando sobre estrategias y gobierno corporativos; un interesantísimo estudio de Daniel Fernández sobre la evolución de las mujeres trabajadoras cuando deciden ser madres; las reflexiones de Tara Wernsing sobre liderazgo; y los “coffee-breaks”, que, como suele ocurrir, son lo más animado de este tipo de eventos y contribuyen decisivamente a crear redes y contactos.
Sin embargo, desde otro punto de vista, la jornada me provocó una inquietud que tuve la oportunidad de comentar con Gayle Allard, Vicerrectora y Patricia Gabaldón de la Oficina de Investigación de la IE Universidad. Si el objetivo era fortalecer los vínculos con las empresas, los invitados brillaron por su ausencia, a pesar de la excelente organización.
Hay varias razones para que no acudieran. Aparte de que el evento tuvo escasa difusión entre las empresas, y a pesar de disponer de traducción simultánea, prácticamente toda la jornada se desarrolló en inglés, algo que favorece el intercambio universitario, pero que sin duda causó el desánimo entre los empresarios. Seamos realistas, de poco nos vale hablar de la importancia del inglés como idioma de negocios, cuando la mayoría de nuestras empresas no lo necesitan para el día a día, ni los empresarios se manejan con él. Puede que sea una pena, pero es la realidad y no sirve cerrarnos puertas.
Por otro lado, muchas ponencias, de indudable interés como he comentado, adolecieron de un excesivo academicismo. Las empresas siempre se han quejado de la “torre de marfil” que mencionaba ayer Gayle Allard y la universidad de que las empresas no apoyan la investigación. Pensando en fomentar la transferencia de conocimiento de y hacia la empresa, hubiera sido deseable que las presentaciones, sin perder su trasfondo académico, hubieran puesto un mayor énfasis en los puntos en que las investigaciones pueden generar puentes que faciliten esa corriente.
Presentar estos eventos de forma más asequible a la mentalidad empresarial, haciéndolas atractivas y resaltando las ventajas que la interacción supone para ambas partes debe ser un objetivo prioritario para nuevas ediciones. Utilizar un código que los empresarios puedan entender captará su atención de inmediato, y en cuanto a los intereses de la universidad, si de algo saben los empresarios es de invertir en recursos que les proporcionen beneficios. Como muy bien señaló Jorge Izquierdo, director gerente de ADE Europa, citando al presidente de Nokia Olli-Pekka Kallasvuo, “hacer I+D es poner dinero para generar conocimiento, e Innovar es poner conocimiento para generar dinero”.
Además de Cristina Cruz, -que comenté en la anterior entrada- y Rachida Justo quienes hablaron desde una perspectiva novedosa sobre las empresas familiares, me atrajeron especialmente las de Amrou Awaysheh sobre prácticas sociales responsables; Juan Santaló hablando sobre estrategias y gobierno corporativos; un interesantísimo estudio de Daniel Fernández sobre la evolución de las mujeres trabajadoras cuando deciden ser madres; las reflexiones de Tara Wernsing sobre liderazgo; y los “coffee-breaks”, que, como suele ocurrir, son lo más animado de este tipo de eventos y contribuyen decisivamente a crear redes y contactos.
Sin embargo, desde otro punto de vista, la jornada me provocó una inquietud que tuve la oportunidad de comentar con Gayle Allard, Vicerrectora y Patricia Gabaldón de la Oficina de Investigación de la IE Universidad. Si el objetivo era fortalecer los vínculos con las empresas, los invitados brillaron por su ausencia, a pesar de la excelente organización.
Hay varias razones para que no acudieran. Aparte de que el evento tuvo escasa difusión entre las empresas, y a pesar de disponer de traducción simultánea, prácticamente toda la jornada se desarrolló en inglés, algo que favorece el intercambio universitario, pero que sin duda causó el desánimo entre los empresarios. Seamos realistas, de poco nos vale hablar de la importancia del inglés como idioma de negocios, cuando la mayoría de nuestras empresas no lo necesitan para el día a día, ni los empresarios se manejan con él. Puede que sea una pena, pero es la realidad y no sirve cerrarnos puertas.
Por otro lado, muchas ponencias, de indudable interés como he comentado, adolecieron de un excesivo academicismo. Las empresas siempre se han quejado de la “torre de marfil” que mencionaba ayer Gayle Allard y la universidad de que las empresas no apoyan la investigación. Pensando en fomentar la transferencia de conocimiento de y hacia la empresa, hubiera sido deseable que las presentaciones, sin perder su trasfondo académico, hubieran puesto un mayor énfasis en los puntos en que las investigaciones pueden generar puentes que faciliten esa corriente.
Presentar estos eventos de forma más asequible a la mentalidad empresarial, haciéndolas atractivas y resaltando las ventajas que la interacción supone para ambas partes debe ser un objetivo prioritario para nuevas ediciones. Utilizar un código que los empresarios puedan entender captará su atención de inmediato, y en cuanto a los intereses de la universidad, si de algo saben los empresarios es de invertir en recursos que les proporcionen beneficios. Como muy bien señaló Jorge Izquierdo, director gerente de ADE Europa, citando al presidente de Nokia Olli-Pekka Kallasvuo, “hacer I+D es poner dinero para generar conocimiento, e Innovar es poner conocimiento para generar dinero”.
Las empresas, por su parte, deben perder el miedo, ser receptivas y acudir a cuantos eventos tengan a mano, estoy convencido de que la primera experiencia ya supondrá un cambio radical de mentalidad y, aunque hoy parezca difícil, el mero hecho de acercarse a la universidad tendrá la virtud de acercarte a las personas, que son quienes, en definitiva, aportan el talento. En mi opinión la interacción entre las partes debe comenzar incluso mucho antes.
La IE tiene líneas de investigación que pueden y se deben nutrir de la cotidianeidad empresarial para plantear investigaciones que tengan su base en las necesidades reales de las empresas de tal manera que éstas puedan utilizarlas para mejorar y generar más beneficio, pero esas necesidades tienen que transmitirse. Por supuesto, las organizaciones empresariales han de tener en este diálogo un protagonismo esencial en la creación de un ambiente favorable y, principalmente, siendo el conducto que posibilite la transmisión en ambos sentidos, puesto que son quienes mejor conocen las necesidades de las empresas, la situación de los mercados y sectores y dónde la universidad puede suponer el aporte de valor añadido y de innovación del que tan necesitados estamos.
Añado un enlace con información sobre el Proyecto t-cue.
La IE tiene líneas de investigación que pueden y se deben nutrir de la cotidianeidad empresarial para plantear investigaciones que tengan su base en las necesidades reales de las empresas de tal manera que éstas puedan utilizarlas para mejorar y generar más beneficio, pero esas necesidades tienen que transmitirse. Por supuesto, las organizaciones empresariales han de tener en este diálogo un protagonismo esencial en la creación de un ambiente favorable y, principalmente, siendo el conducto que posibilite la transmisión en ambos sentidos, puesto que son quienes mejor conocen las necesidades de las empresas, la situación de los mercados y sectores y dónde la universidad puede suponer el aporte de valor añadido y de innovación del que tan necesitados estamos.
Añado un enlace con información sobre el Proyecto t-cue.
martes, 24 de febrero de 2009
Matar al león.

Veamos, en el mundo de la tecnología creo que estoy al 50%. Yo no he nacido con los ordenadores ni el universo digital, pero tuve la suerte de que siempre me interesó la tecnología y la ciencia en general y aunque con retraso, me incorporé bastante bien al mundo de los ordenadores, teléfonos móviles y demás.
Podemos establecer un símil con el aprendizaje de un idioma, por ejemplo. Hay quien es totalmente bilingüe porque desde su nacimiento se sumerge en un ambiente bilingüe, hay quien en su vida ha escuchado otro idioma y entre medias hay todo un universo de niveles, desde los que entienden las palabras sueltas que se van incorporando al idioma, hasta quienes, como yo, van adquiriendo a base de mucho esfuerzo, trabajo duro y tesón unas habilidades que nos permiten ir lidiando y no perder totalmente el hilo de los avances, aunque no los saquemos partido o no los usemos totalmente: tengo un perfil en Facebook, conozco Twitter, pero no lo utilizo…
No somos nativos, pero mal que bien, chapurreamos el idioma. Cuando los “no nativos” entramos en una red social, es como si nos fuéramos a una tribu massai. Allí se aprecia al que es capaz de matar un león con una lanza, pero en lugar de escandalizarnos y poner el grito en el cielo, deberíamos entender que nosotros no tenemos porqué matar un león, ni comer carne cruda, sino comprender y respetar las reglas y las creencias de los “nativos”.
Si nos centramos en lo que realmente es importante: cómo aprender a utilizar las herramientas digitales de forma correcta y transmitir esos conocimientos, incluyendo las normas de seguridad y de autoprotección, a nuestros hijos, estaremos contribuyendo de manera decisiva a su mejora y a su buen uso, porque, no lo olvidemos, los usuarios son la fuerza que realmente las impulsa en una u otra dirección. Intentemos que sea la correcta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)