martes, 29 de diciembre de 2009

Más manzanas.

 
Me encanta la fruta y siempre me han gustado especialmente las manzanas. Recuerdo el sabor de aquellas reinetas enormes del manzano del patio de Antonio y Manoli, con esa pulpa que se ennegrecía nada más morderlas y dónde encontrar una que no tuviera gusano era casi imposible, a pesar del DDT. Yo suelo llevarme una manzana para comer a media mañana, como acabo de hacer ahora en una pausa frente al ordenador que, por cierto, no es un Apple, sino un PC.

Aunque he simultaneado el trabajo en ambas plataformas y aunque la McIntosh no sea mi variedad de manzana preferida, admito mi afición por los productos de Apple. Mi primer contacto con un ordenador fue con Basic en un Comodore 64; en 1985 descubrí  un Apple 128K y en Tridimensional Diseño incorporé un Macintosh II ya en 1989. Por ello y por mi interés por la tecnología en general me gusta estar atento a las novedades que vienen de Cupertino.

Desde hace tiempo, (varios años o incluso más si tenemos en cuenta el pionero Newton), se viene hablando del esperado "Tablet" de Apple y de hecho parece que el IPod o el IPhone serían unos primeros desarrollos, a los que un inteligente Steve Jobs y su equipo, han sabido sacar un enorme partido, pero estos días las noticias se han disparado ante los insistentes rumores de una inminente presentación de lo que parece se llamará ISlate, algo así como I-Pizarra. (*)

Steve Jobs es un visionario y, sobre todo, un líder capaz de poner a trabajar un equipo, -eso si, de primer nivel-, y a empresas y equipos externos, en pos de materializar sus visiones y aprovechar las sinergias como nadie para colocar a Apple en la primera línea de la tecnología aplicada. Lo verdaderamente fascinante del binomio Jobs-Apple no son sus ordenadores, ITunes o el deslumbrante IPhone, sino la "filosofía" que sustenta todos sus desarrollos, porque si hay algo en lo que Apple es un ejemplo excepcional es en su orientación al usuario.

Pretendimos hacer un ordenador tan fácil de manejar como una tostadora, dijo Jobs al presentar el Macintosh. Es decir, los procesos tienen en cuenta al usuario y aunque las aplicaciones o el sistema operativo sufran cambios, a veces radicales, no afectan a los usuarios más que mínimamente y no se sufren los inconvenientes de otras plataformas, salvo que utilices funciones avanzadas, lo que no hace la gran mayoría. Las noticias sobre el ISlate vienen acompañadas de referencias a una batería de patentes presentadas por Apple en los últimos meses que prometen revolucionar el modo en que interactuamos con los dispositivos electrónicos, de manera similar al que supuso en su momento el interfaz GUI de ratón+iconos del Lisa y el Macintosh.

Las patentes que más me llaman la atención se refieren a avances muy inteligentes en la tecnología multitouch o multitáctil que gestiona el manejo de dispositivos directamente con uno o varios dedos y la mano y en cómo reconoce y reacciona ante los gestos habituales de las personas y no al revés, (es decir, no es el usuario quién debe aprender a hacer determinados gestos cuyo reconocimiento está pre-programado) y que proporcionan retroalimentación en el manejo, como una pequeña vibración o resalte de la pantalla cuando se pulsa una tecla virtual, es decir, una sensación táctil que transmite al usuario el reconocimiento de la acción solicitada y que ésta se ha hecho, de manera similar a cuando pulsamos físicamente un botón o en el teclado convencional. Viendo las dificultades que muchas personas normales tienen para aprender a manejar un ratón o comprender el sistema jerárquico de archivos, por citar lo más básico, parece que cada vez está más cerca el momento en que cualquier persona podrá manejar un ordenador de manera intuitiva sin apenas tener que aprender reglas de manejo.

Apple y Jobs llevan más de treinta años en la vanguardia de la innovación aplicando reglas muy simples, pero enormemente efectivas, que aportan valor añadido y que podemos resumir en:
  • Aumentar la investigación aplicada, utilizando todos los medios humanos y materiales para avanzar en el desarrollo y evolución de los productos y servicios que conecten directamente con las necesidades y expectativas de las personas.
  • Reforzar la capacidad tecnológica, incorporando o generando en la mayor medida posible los nuevos avances.
  • Mejorar y renovar los productos, procesos, servicios y modelos de gestión, de un modo constante con el objetivo de estar por delante de la competencia y a la cabeza del sector.
  • Incrementar las capacidades de marketing y distribución, haciendo hincapié en cómo proporcionamos a nuestros clientes y usuarios los valores añadidos que quieren y pueden utilizar y haciendo que estén disponibles.
  • Estar comprometidos con la eficiencia y el aseguramiento de la calidad, haciendo de ellas virtudes asumidas de forma individual y colectiva e impulsadas desde arriba.
  • Impulsar la dimensión de la empresa, entendida como la verdadera misión de servicio que guía su desempeño.
  • Promover el desarrollo del talento personal, de la capacidad de crecimiento y el potencial transformador que las personas tienen dentro de la empresa al desarrollar plenamente sus capacidades.
Todavía muchos empresarios piensan que las organizaciones y valores tradicionales son las que permanecen, pero nada más lejos de la realidad. Las organizaciones flexibles, con estrategias adaptativas e innovadoras son las que sobreviven en un entorno tan cambiante como el actual. Es más, algunas empresas están modificando ese entorno y alterando las reglas, creando nuevas condiciones en las que pueden evolucionar libremente al ir por delante de la competencia.

Una empresa innovadora se caracteriza por su actitud y su fuerza, por que evoluciona con el tiempo y tiene una mente abierta, lo que le permite ver vías, beneficios y oportunidades en su entorno que otras no atisban. Es evidente en papel que Jobs juega como principal motor de la innovación en Apple y aún lo es más como ejemplo de lo que una dirección que potencia la innovación significa para cualquier empresa. Además, cualquier empresa, no importa su tamaño, puede decidir si apuesta por una estrategia de desarrollo de sus propios productos, servicios o tecnologías; que los adquiere o incorpora como estrategia de negocio, o mezclar inteligentemente ambas opciones. La ventaja competitiva de una empresa es mayor cuando se basa en recursos de conocimiento propios, pero los acuerdos,sinergias y colaboraciones también pueden reforzar sustancialmente nuestra posición.

"One apple a day, keeps doctor away"; Una manzana al día y no necesitarás al médico, dice el proverbio ingles. Aplicar las recetas de Apple en nuestra empresa también beneficiará nuestra salud empresarial.

(*) PD: Como siempre Jobs sorprendió a todos y finalmente el aparatejo se presentó con el nombre de Ipad.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cambiar de aires.



Mucho se está debatiendo sobre la intención del Ministerio de Sanidad de reformar la ley antitabaco, prohibiéndolo en todos los lugares cerrados, una simple búsqueda en Google nos dará una idea de cuán enconada es la polémica y de los variados argumentos que se están esgrimiendo. La sociedad segoviana no es ajena a este debate; incluso El Adelantado le ha dedicado una de sus encuestas.

No es mi intención insistir en los efectos que el tabaco causa, no solo en la salud, sino globalmente, (sugiero consultar el exhaustivo informe de la OMS al respecto). Tampoco minimizar la repercusión que la ley vigente desde hace dos años ha tenido en los sectores que se sienten más perjudicados, principalmente el hostelero, o entrar en las diferentes interpretaciones que, política de por medio, se han hecho a través de los reglamentos autonómicos. En realidad, creo que lo único eficaz en este momento es centrar el debate en sus justos términos y analizar sin animadversiones cuáles son los puntos sobre los que hay que centrar la discusión.

¿Cuál es el problema?. En breve no se podrá fumar en ningún espacio público cerrado; además está en estudio si la venta de tabaco seguirá permitiéndose en bares y similares.
¿Qué repercusión está teniendo la ley actual?. Según un estudio de la OCU, casi el 90% de los establecimientos permiten fumar y según el sector hostelero la prohibición acarreará, caída de empleo y pérdidas millonarias, incluyendo las inversiones realizadas en adaptación de instalaciones.

Basémonos, lo más posible, en datos objetivos. Las interpretaciones sobre la repercusión económica de la ley en España están mediatizadas por que la norma en la práctica no supone prohibición y, todavía más, por la crisis, y no podemos tomarlas de modo concluyente. Sí que podemos obtener datos de otros países europeos en dónde la prohibición total lleva ya varios años, y dónde las cifras muestran que, a pesar de la crisis, la hostelería ha ganado clientela, en algunos casos, con cifras en torno al 10%. Además, otras fuentes, como el excelente informe realizado por el CNPT, evidencian que la prohibición generará beneficios adicionales y reducción de costes en aspectos menos obvios pero igualmente importantes, como por ejemplo la disminución de las bajas laborales por la mejora en la salud de los trabajadores y causará en general una mejor percepción de los establecimientos hosteleros que verán aumentado su atractivo. Por último, y sin menospreciarlas, relativiza la cuantía de las inversiones dedicadas a la adaptación de establecimientos.

Así las cosas, parece evidente que hemos de centrar el debate en cómo hacer del cumplimiento normativo una oportunidad, empleando las exigencias normativas como un elemento impulsor y no como una rémora. Además, debemos intentar ver más allá de la simple prohibición y atisbar qué ventajas nos puede proporcionar cumplir una futura ley que prohiba fumar, no en sus mínimos, sino intentando ir un paso por delante y aprovechar para ofrecer a nuestros clientes ventajas adicionales que reviertan directa e indirectamente en una ganancia de atractivo de nuestros negocios y consecuentemente de nuestros beneficios.

Podemos establecer un paralelismo con los temas medioambientales y comprobar cómo el cumplimiento de sus -muy estrictas- normas desde una postura de convencimiento proactivo ha sido una oportunidad de nuevos negocios, incremento de ingresos y beneficios -tangibles e intangibles-, para las empresas que han apostado por hacer de la obligación una oportunidad, además de la repercusión positiva para con el entorno. Cumplir las exigencias, incluso antes de su entrada en vigor proporciona además una posición de privilegio e influencia frente al regulador. Y para quienes no lo hacen, una fuente de problemas y pérdida de competitividad.

En mi opinión, la solución es obvia: promover un acuerdo consensuado de todo el sector hostelero para declarar a Segovia como baluarte del “aire limpio” y que todos nos impliquemos, individual y colectivamente, en promover que Segovia sea la primera provincia de España en adoptarlo, incluso antes de su entrada en vigor. Un excelente concepto para promocionar Segovia puede basarse en que el único humo que encontremos aquí sea el aroma que desprende un buen plato de judiones, un cuarto de asado o la acogedora chimenea de una casa rural.

Para que una iniciativa de este tipo tenga impacto y sea exitosa es fundamental tener en cuenta lo siguiente:
  • Ser los primeros en implementarla, convirtiéndose en sus líderes. Sólo el primero podrá aprovechar plenamente los efectos positivos; ser los segundos no servirá de nada.
  • Hacerlo desde el consenso y el convencimiento positivo de sus ventajas y el valor añadido que nos aportan, individual y colectivamente.
  • Ser proactivos e ir por delante de la norma, ofreciendo ventajas y atractivos adicionales que, además, nos permitirán generar nuevas oportunidades de negocio.
  • Promover acciones paralelas (reuniones técnicas, jornadas sobre turismo limpio y sostenible, etc.) que promuevan y consoliden la posición de liderazgo de Segovia en innovación turística y hostelería.
  • Implementar una campaña promocional basada en las ventajas que los clientes obtendrán de los espacios de “aire limpio” relacionadas con Segovia, utilizando recursos del marketing experiencial.
Más allá de las primeras reacciónes, en la capacidad de analizar, ver y entender lo que los consumidores desean e imaginar nuevas maneras de satisfacer esas demandas, está el reto de convertirlas en fuente de nuevos modelos de negocio e ingresos. Tenemos hoy una oportunidad única de incorporar un elemento de incalculable valor añadido al conjunto de nuestro sector turístico como un impulso que puede incrementar de forma muy importante nuestro ya alto poder de atracción. Que la hostelería segoviana se erija en abanderada de los establecimientos saludables en el ámbito nacional puede convertir el aire limpio de nuestros bares y restaurantes en un elemento de promoción inigualable asociado a Segovia.

Y, no lo olvidemos, los primeros beneficiados seremos los propios segovianos.

martes, 15 de diciembre de 2009

Canciones para un acuerdo.


Una de mis principales aficiones es leer y aunque confieso que la literatura de ciencia ficción dura es mi debilidad, me gusta leer de todo y las últimas dos semanas he estado -por culpa de Prudencio Herrero-, totalmente enganchado leyendo Las trampas del deseo (Predictable irracional, predictiblemente irracionales, es su título original) de Dan Ariely; tanto que he tenido abandonado el blog. Además de conectar de inmediato porque emplea un estilo informal y divertido, pero totalmente riguroso, al contar sus experiencias, tiene la enorme virtud de hacer fácilmente evidente por qué nos comportamos de determinada manera en situaciones que la lógica, o la emoción, aparentemente dictarían otra cosa.

Y al respecto, me viene a colación algo que vuelve cíclicamente a primer plano de la actualidad, un tema tan peliagudo como la reforma laboral que tiene también una extraña mezcla de lógica y emociones. ¿Qué piden los empresarios?. ¿Qué reclaman los sindicatos y trabajadores?. ¿Cuál es la posición del gobierno?. Independientemente de las reivindicaciones concretas, y aunque a primera vista se tenga la impresión de que las posiciones son tan radicales que parecen irreconciliables, si se analizan teniendo en cuenta algunos de los conceptos que trata Ariely, puede que ello nos ayude a arrojar luz sobre los comportamientos y posiciones de las partes y cómo poder encontrar puntos de acuerdo.

Uno de esos conceptos, tan obvio que casi nunca lo percibimos, es la relación entre las normas sociales y las mercantiles, que Ariely lo explica con ejemplos tan cotidianos como ilustrativos: si tu vecino te pide ayuda para recolocar un sofá en su casa lo harás con sumo gusto (rige la norma social), pero en cambio, si te ofrece un pequeño pago por ello (rige la norma mercantil), te sentirás ofendido o simplemente rechazarás hacerlo, a menos que la cantidad ofrecida sea “mercantilmente justa”, con lo que se convertiría ya en relación mercantil, es decir, en un trabajo.

Si lo traducimos al entorno empresarial, vemos que las empresas quieren cada vez más que sus empleados se “sientan” parte de la empresa, pero contradictoriamente, siguen empleando con ellos relaciones de índole “mercantil”. Desde el punto de vista del trabajador, puede que el dinero o las compensaciones monetarias le motiven de manera inmediata, pero son las consideraciones sociales las que marcan la diferencia a largo plazo. Si ambos parecen desear lo mismo, ¿qué impide el acuerdo?.

En lugar de centrar la atención en los salarios, la jornada, la competitividad, la productividad o el despido, sería mucho más efectivo trabajar de modo conjunto para crear un sentimiento generalizado que promueva el interés en tener un objetivo, una misión y el orgullo y la satisfacción por el hecho de trabajar, sin olvidar, por supuesto, llegar a un buen acuerdo en los aspectos "mercantiles".

Pero no olvidemos que ello costará más trabajo y supondrá implicación para todas las partes. En lugar de utilizar el recurso fácil del recorte de plantilla para solventar las apreturas, el empresario debe buscar fórmulas alternativas que no supongan despidos y los empleados deben esforzarse por participar en la búsqueda de esas alternativas y contribuir de modo proactivo a hacerlas posibles. Pensemos en el ejemplo del sofá y nos daremos cuenta de que la forma más costosa de motivar a las personas es mediante el dinero, puesto que entonces sólo se moverán por él y también en que uno de los efectos perniciosos del dinero es que ahuyenta la relación social. Can´t buy me love, cantaron los Beatles, el dinero no me puede comprar, por que la lealtad es algo que se regala libremente, clama el trabajador. Somebody to love, contestó Queen, ¿puedes encontrarme alguien para amar?, parece cantar el empresario que lucha duramente por levantar su negocio.

Para que esto tenga éxito hay que tener en cuenta que ninguno de los implicados puede jugar con las dos barajas al tiempo. Si las empresas y los empleados quieren beneficiarse mutuamente de las ventajas de establecer un clima de relación social dentro de la empresa, ambas partes tienen que esforzarse seriamente por promover y reforzar estas relaciones, por encima de la relación económica que subyace y en lograr que esta parte se implemente y sea efectiva, el regulador también tiene un papel clave. Estoy seguro de que tener esto muy presente puede cambiar la manera de abordar unos acuerdos sociales tan necesarios como trascendentales.




jueves, 26 de noviembre de 2009

Competir sin dopaje.


Por mi relación con la actividad física y como deportista -de bajo nivel, que dice un amigo- siempre he estado en contra del dopaje y las ayudas ilegales y me entristecen noticias como la Operación Grial que muestran que todavía hay quien las promueve y el hecho de que para un deportista que quiera trascender sus logros y la mezcla de pulsión personal e intereses deportivos o económicos, pueda ser tan fuerte que le lleve a utilizarlas, siguiendo consejos envenenados y, obviamente, sumar al riesgo de daño personal el de ser cazado, antes que asumir sus límites.

Muchas empresas han hecho algo similar y han incrementado sus músculos, su negocio o sus márgenes artificialmente aprovechando oportunidades basadas en lo que podríamos calificar como "anabolizantes" económicos. La crisis, en este caso, ha actuado como un filtro "antidopaje", que está cazando de manera inmisericorde a quienes se aprovecharon y dependían de ellos. Hemos aprendido duramente el riesgo que conlleva crecer únicamente en base a movilizar recursos, sin mejorar las bases sobre las que se asienta nuestro negocio, de la misma manera que el atleta que confía en el dopaje antes que en el entrenamiento duro y diario.

Hay que seguir insistiendo en que es absolutamente necesario mejorar la productividad e introducir la innovación como las principales vías para lograr incrementar la competitividad empresarial. Y cuando expongo estos argumentos en las empresas que visito, mayoritariamente Pymes, surgen inevitablemente dos preguntas: ¿Porqué? y ¿Cómo?.

El impacto de la crisis es múltiple. Por un lado, la caída de negocio impulsa políticas de recorte de costes, lo cual es acertado, aunque suele causar que también se reduzca el presupuesto disponible para innovar. Pero al tiempo, y esta es la parte que no suele hacerse, debe abrirse una fase de estudio en la que averiguar dónde, porqué y cómo se está resintiendo nuestro modelo de negocio. Y sólo cuando hayamos hecho ese análisis podremos empezar a reestructurar e incluso reinventar nuestra empresa para que, incrementando su competitividad, siga adelante. Y aquí entra en juego el mecanismo que lo hace posible: la innovación.

Una innovación es cualquier cambio que produce valor. Art Fry, creador de las famosas notas Post-It, afirmaba que "una idea nunca será una innovación hasta que no esté ampliamente adoptada e incorporada a la vida diaria". La capacidad de innovar es un recurso más de la empresa y debemos gestionarla de manera eficiente y tan rigurosamente como los recursos financieros.

A menudo las empresas de un cierto tamaño recurren a incorporar innovaciones generadas por otros, pequeñas empresas, emprendedores o start-up, de hecho parece haber una corriente mediante la cual las innovaciones realmente radicales se producen en las pequeñas empresas para después migrar hacia las grandes. Esta innovación subcontratada engorda artificialmente el músculo empresarial, de la misma manera que el dopaje incrementa el rendimiento de un atleta, es decir, sin aportar valor añadido porque el "estado general" apenas obtiene mejoras duraderas.

La productividad por si misma no es generadora de empleo a corto plazo, pero el que crea es más sostenible y, sobre todo, más duradero. Decantarse por la I+D+I, implica apostar fuerte por nuestro capital humano, su formación y proyección y por la creación de una cultura empresarial innovadora como resultado de todo ello, sin olvidar que esta apuesta tiene que ser recíproca y también exige a los trabajadores asumir retos en su crecimiento personal y profesional.

Mantener una cultura innovadora dentro de nuestra empresa potencia la competitividad y ello es debido a que:
1 - Innovar es más que crear nuevos productos.
También se aplica a nuevos servicios; a cómo los vendemos y distribuimos; a cómo los presentamos a nuestros clientes o a la manera en que orientamos los ya existentes para satisfacer otras necesidades.

 2 - Innovar es más que desarrollo tecnológico.
Podemos adoptar soluciones innovadoras en estructuras organizativas, logísticas, políticas de comercialización; estrategias de producto o políticas de márketing.

 3 - Innovar es más que ideas revolucionarias.
Desde la perspectiva empresarial, tan deseables son las grandes ideas, como pequeñas innovaciones "incrementales" a lo largo de toda la cadena de procesos. De hecho la mayor parte de las empresas no buscan innovaciones espectaculares, sino soluciones rápidas a una parte específica de un conjunto mayor.

El objetivo primordial de la innovación es explotar las oportunidades que ofrecen los cambios, por tanto, hacer de la innovación una estrategia que guíe nuestro modelo de negocio posibilitará que (sin despreciar otras posibilidades) podamos implementar una cultura empresarial con un sistema de trabajo basado en enlaces en cadena, en dónde el proceso innovador es un conjunto de actividades que están interrelacionadas y ofrecen alternativas en cada parte del proceso empresarial para hacer las cosas de manera distinta a como estamos acostumbrados a hacerlas. Quizá incorporando aspectos nuevos o cambiando más o menos los existentes para conseguir hacerlos de modo más competitivo, eficiente y productivo en un entorno cada vez más árido, sin olvidarnos considerar las áreas próximas a nuestro principal negocio como territorio abonado para avances innovadores.

Del mismo modo que para un deportista, el esfuerzo y el entrenamiento diario conforman la base para mejorar sus marcas, el trabajo en equipo y la innovación son actividades imprescindibles para mantener en forma nuestra estrategia empresarial.

jueves, 19 de noviembre de 2009

El pan bajo el brazo.


Me llena de alegría que Néstor Fernández con su empresa de aventura y eventos Trackter, haya sido el Premio al Joven Empresario 2009 que acaba de fallar la Asociación de Jovenes Empresarios de Castilla y León. No sólo se lo merece (con todo el respecto al resto de los candidatos y en especial al excelente proyecto empresarial de David García, de Proyecse, otro segoviano y muy meritorio finalista), además Néstor es un ejemplo de empresario innovador y corajudo que siempre ha sabido luchar por estar delante de los demás.

Hasta aquí, nada que no se haya dicho ya en las reseñas del premio, pero me gustaría añadir un apunte personal. Creo, y así lo he plasmado en otras entradas, que para ser emprendedor hay que tener "algo más", pero no es menos cierto que llegado un cierto punto, la clave para seguir creciendo y consolidar verdaderamente una empresa es saber dar el paso de la seriedad y la rigurosidad en la gestión empresarial, sin perder el espíritu y el empuje innovador, dos elementos que son todavía más vitales si cabe en tiempos de crísis.

Comentando el premio, me decía ayer Angel Luis Llorente, de Globales Informática, -quien fue el premiado en 2007- y presidente de la AJE segoviana, que siempre ha tenido la impresión de que en comparación, él era algo así como un buen gestor, mientras que Néstor era un empresario "de verdad". Conozco a Néstor desde antes que empezara su andadura empresarial y se ha distinguido siempre por tener las cualidades que conforman a un lider.
Tuvimos la ocasión de colaborar dentro del ambito del socorrismo, cuando las piscinas que gestionaba junto con Alberto Escribano fueron las mejor valoradas por la Escuela Segoviana de Socorrismo, y de tratarle después como proveedor y cliente desde otras empresas y siempre ha sabido lograr lo que quería, con energía pero con respeto, y tenido muy claro que un proveedor y un cliente son compañeros que andan juntos el camino durante un tiempo y que esa compañía mutua hace más fácil la andadura a las dos partes, si dejas aportar al otro su parte de valor añadido que enriquece tus propuestas.

Muy pronto tendrá entre manos otro reto y aventura que a buen seguro le tendrá, junto con Diana, bastante ocupado los próximos años. Sólo que esta vez, el pan ha llegado con algo de adelanto.
!Enhorabuena!.


Cómo cambiar pañales en Practicopedia

martes, 17 de noviembre de 2009

Estadísticas para pensar, o pensar en las estadísticas.


Llevo unos días reflexionando sobre las últimas estadísticas del Observatorio Socieconómico de Segovia porque los datos que periódicamente recopila el equipo que dirige Juan Antonio Folgado son de un inestimable valor y punto de partida imprescindible de cualquier análisis que se quiera realizar sobre la evolución de la economía y la sociedad segovianas; el trabajo del Observatorio y la calidad de sus datos han de tomarse con más cuidado y profundizar en su interpretación, que es al fin y al cabo lo que aporta valor.
Además de la repercusión de la encuesta sobre las necesidades formativas que ha dado lugar a tan llamativos titulares o de las estadísticas turísticas que indican que el negocio turístico se va manteniendo, hay algo que me impulsa a replantearme cómo estamos interpretando esos datos y que deberíamos pararnos a pensar con calma, -piénsalo dos veces, que decía mi maestro Don Jesús-, sobre qué indican realmente.
Que casi la mitad de los empresarios considere innecesarios los cursos de formación; que los empleados digan que no se ajustan a sus necesidades y horarios o, que a pesar del descenso de las visitas, el sector turístico crezca, pueden parecer datos inconexos, pero no es así, (del mismo modo que el número de visitas del Alcázar no es, a mi juicio, un indicador tan fiable como se suele tomar, quizá aporte el índice de nuevos visitantes, pero me pregunto: ¿cuantos provienen de grupos? o ¿cuántos repiten visita?). Cada una de estas estadísticas merece por sí misma un análisis exhaustivo que, una vez realizado, debe cotejarse y realimentarse con el del resto porque sólo en conjunto tendremos un panorama más o menos aproximado de la realidad de nuestra provincia y de cómo abordar el planteamiento de soluciones efectivas.
A primera vista parece que la risa va por barrios, es decir, mientras el panel de expertos dice que la situación se alivia un poco, el turismo parecer crear negocio y mientras los empresarios y los trabajadores parecen no tener mucho interés en la formación, todos los expertos abogan por incrementar la capacitación y la competitvidad empresarial a través de la formación y el talento. Si la empresa tiene interés, los centros de formación estarán, supongo, más que encantados de ajustar sus ofertas a las demandas del mercado.
¿No será que los datos nos indican que en Segovia faltan empresas y trabajadores con inquietudes por ser más competitivos?. ¿Que la situación de las empresas hace que no estén gestionando adecuadamente sus estrategias de posicionamiento para hacer frente a la crisis?.  ¿Que quienes gestionan la formación no son capaces de sintonizar con las necesidades reales de empresas y trabajadores en cuanto a los contenidos formativos y las estrategias (en oferta, horarios y modalidades) que permitan que sea efectiva?. ¿No estará ese odioso "conformismo segoviano" en la raíz de muchos de los problemas y en nuestra aparente falta de cuajo para casi todo?.
Ahora que tanto se habla de la web 2.0 y de la importancia de la participación de los usuarios, sería enriquecedor y seguramente aportaría perspectivas muy valiosas que hubiera un foro dónde se pudieran recoger opiniones al respecto de los trabajos del Observatorio. Sinceramente, me parece que intentamos aplicar recetas desfasadas para solucionar problemas que quizá no conozcamos tan a fondo como creemos, y que la única manera de hacerlos frente es mediante la el análisis, la creatividad y el aprovechamiento inteligente de la experiencia y el conocimiento mediante la innovación.

Franc Ponti plantea siete estrategias para innovar que pueden servirnos de guía y que resumidas son:
1 - Tener tiempo para pensar, y pensar rápido, lento y abundantemente.
2 - Pensar de manera diferente y ser alternativo con las ideas.
3 - Incorporar el talento humano para innovar y dialogar con los demás.
4 - Cambiar de perspectiva y aprender a pensar creativamente en equipo.
5 - Sentir y transmitir emociones para que las personas sientan experiencias diferentes a las habituales.
6 - Motivar a las personas, sentir pasión por el trabajo y disfrutar aprendiendo.
7 - Sumar energía, multiplicar esfuerzos y compartir conocimiento, trabajando en equipo por ideas innovadoras.

Si puedo aportar algo de experiencia a través de mis visitas a empresas, apunto que más veces de lo que desearía, tengo la impresión de que más que dinero, necesitamos tiempo. Tiempo para poder pensar cómo hacer ese dinero imprescindible; aprovechar al máximo los esfuerzos y plantear estrategias que nos permitan rentabilizar nuestras maltrechas economías incluyendo la formación y promoción del talento dentro de las empresas.


lunes, 2 de noviembre de 2009

Renovar las herramientas.




Esta semana COTEC ha celebrado el V Encuentro Empresarial de países del sur de Europa sobre la innovación como vía para mejorar su competitividad ante la crisis y los datos que se han aportado son, cuando menos, reveladores de cuál es la situación de la innovación en España y porqué nuestra competitividad es de las más bajas de Europa. La Fundación COTEC promueve principalmente sensibilidad social por la tecnología y la innovación tecnológica, pero las conclusiones son perfectamente aplicables a un concepto de innovación en un sentido mucho más amplio -tal como estimo que debe entenderse-: promover iniciativas novedosas dentro de la empresa que contribuyan a mejorar su competitividad y la rentabilidad de sus recursos económicos y humanos.

Dos datos, referidos cada uno a estos dos aspectos, llaman poderosamente la atención.
- La productividad española de la hora trabajada sobre el PIB es del 74% respecto a la de los Estados Unidos, frente al 97% de Francia, 96% de Alemania y 89% del Reino Unido.
- En España las pymes aglutinan el 82,2% del empleo total, pero sólo el 8% utilizan las bonificaciones estatales para la formación de los trabajadores.

La innovación, la competitividad, la formación y el talento son factores interrelacionados, de tal manera que difícilmente se puede dar uno sin el concurso de los demás. Las pymes españolas a menudo aprovechan una economía en la que es fácil centrarse en sectores o nichos de mercado de escaso valor añadido, de manera que se conforman con explotar la oportunidad de negocio o desarrollo económico, y no se plantean hacerlo desde una cultura de innovación y competitividad. Tendemos a ser bastante conservadores y a utilizar las mismas técnicas que el de al lado, mientras consigamos un mordisco del pastel y ello sirva para mantener nuestro negocio.

Las pymes tienen ventajas e inconvenientes. Pueden ser muy ágiles y adaptarse con facilidad a los embates y tendencias cambiantes del mercado, pero tambien pueden ser barridas del mapa de un plumazo si de pronto desaparece el hueco o la oportunidad de negocio en que se basaban, como estamos viendo, por desgracia con frecuencia, en los últimos tiempos. La consolidación de una pyme en un mercado variable es una cuestión más peliaguda de lo que parece, puesto que requiere tanto de visión empresarial, como de recursos de gestión económica y humana, adaptación al mercado y la demanda, respaldo basado en personal con talento e iniciativa, competente y concienciado en el desarrollo del negocio, la reducción de gastos y la orientación a resultados.

Abraham Maslow afirmaba: “cuando la única herramienta que se posee es un martillo, cada problema empieza a parecerse a un clavo”. Mientras existan clavos en abundancia, habrá tanto personas que se sentirán tentadas, como empresas que impulsarán a una parte de sus empleados a lanzarse a la aventura emprendedora, aquellos como opción de futuro, éstas como una manera sencilla de reducir costes. Cuando la situación cambia, hemos de ser capaces de buscar nuevas utilidades a la herramienta disponible y de atisbar la dirección de los cambios, localizando otras nuevas que nos permitan seguir en la brecha captando nuevas oportunidades de negocio.

Esta es una cuestión que, en mi trabajo de asesoramiento empresarial, encuentro de modo recurrente: ¿A qué tenemos que estar atentos?, algo que podríamos traducir como: ¿Qué es lo primero, el cambio del entorno o la oportunidad?. Casi siempre devuelvo esta pregunta a mi interlocutor, porque la respuesta es única para cada empresa, puesto que sólo puede encontrarse dentro de su propia estructura. ¿Qué puedes detectar primero y cómo y quién lo hace?, suelo responder.

La mejor vía para comprender qué está cambiando y cómo nos puede afectar está dentro de la propia empresa. Y el primer paso es cambiar la forma de pensar de los responsables que deben mirar a las personas a las que lideran como sus mejores herramientas y soporte, puesto que son quienes poseen el conocimiento, el talento y la capacidad para responder a los interrogantes. Deben buscar y potenciar la creatividad y el talento, que nos llevarán a identificar los cambios y las oportunidades con las que desarrollar proyectos de innovación, teniendo siempre presente que la innovación y la competitividad es algo que se transmite de arriba hacia abajo. Una empresa dónde esta filosofía no se impulse y potencie desde los niveles superiores de responsabilidad, dificilmente tendrá una organización compuesta por personas comprometidas y motivadas. ¿Qué será mejor, muchos martillos o un caja de herramientas bien surtida?.

Como muy acertadamente postuló Alvin Toffler, en un sistema económico basado en el conocimiento, antes que en el trabajo, las habilidades se vuelven obsoletas con gran rapidez, lo que significa que todos tenemos que aprender continuamente nuevas habilidades para realizar tareas que cambian sin cesar; un perfecto reflejo de lo que ha ocurrido en los últimos treinta años. También sabemos que la resistencia al cambio es algo que está en la personalidad humana y que nuestra educación y cultura social se encarga a menudo de potenciarlo.

Las pymes son el terreno perfecto para llevar a cabo una renovación en profundidad; las estructuras internas son más flexibles; el impulso del lider empresarial es directo y contundente; las personas trabajan codo con codo y el compromiso por el empleo y la competitividad pasa de ser una cuestión que compete sólo al jefe, a un compromiso global de todos sus integrantes. Hace unos días, un empresario me comentó que cuando su asesor financiero le dijo: "reduzca personal", él le preguntó como se sentiría si de pronto perdiese un buen compañero de trabajo y cómo se las apañaría si además olvidase una parte de que lo que sabe. Planteó la situación a la plantilla y entre todos surgieron y se pusieron en marcha varias iniciativas que estaban permitiendo afrontar la situacíón sin despidos.

Adoptar en la cultura de nuestra empresa sistemas de reconocimiento personal a la capacidad de aceptación del cambio, a la implicación en la innovación y a la contribución de las personas con sus aportaciones creativas, si se hace de una manera sincera y efectiva, además de reducir la resistencia y los efectos negativos de los cambios, potenciará un clima de colaboración, suavizará las barreras internas y provocará efectos positivos mensurables de forma inmediata. Promover una cultura de crecimiento personal dentro de la empresa en la que se fomente el apoyo a la formación, la experimentación, las nuevas ideas, el aprendizaje de los errores, la búsqueda de la excelencia y el interés por la superación personal y colectiva, hará que la propia cultura empresarial también se vea impulsada por estos valores.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La revolucion de la memoria.


Me ha llamado poderosamente la atención el recién presentado "El gran libro de las nanas" de Carme Riera, una extraordinaria antología de las canciones de cuna españolas, que según afirma "ya no son sólo poemas para niños". Leer la reseña del libro me ha llevado a pensar en la aparente contradicción que supone recoger en un libro algo que, a priori, se ha conservado y tiene sentido precisamente porque se transmite boca a boca y ello me ha movido a reflexionar acerca de que Internet ha sido una revolución comparable a la que en su momento debió suponer la aparición de la escritura, que abrió una nueva vía a la transmisión del conocimiento, que hasta el momento se había hecho por vía oral.

La información en soporte escrito añadía varios factores relevantes, como su permanencia en el tiempo y el que ya no era necesario el contacto personal con quién originaba el conocimiento; un soporte escrito en un lugar podría ser leído en otro sin que mediase más que el mensajero, que se limitaba a mover el soporte, sin modificar la información.

Aún con la inestimable ayuda del libro que impulsó definitivamente la difusión de la información, la capacidad del cerebro y la memoria humana han sido hasta hace tan sólo unas décadas los factores claves que han ido construyendo nuestra cultura y promovido el avance y la innovación constantes en todos los campos. Si la escritura supuso un salto cualitativo en el almacenamiento de la información, Internet ha supuesto el siguiente salto, que en mi opinión es triple: la variedad de los contenidos, su disponibilidad y la capacidad de procesamiento añadido que aportan los sistemas informáticos, es decir, lo que antes debíamos hacer laboriosamente, buscando, descartando y valorando fuentes e informaciones, ahora se realiza casi automáticamente con la ayuda de algoritmos de búsqueda y filtrado.

Esta segunda revolución es la revolución de la memoria y lo creo así porque Internet, o mejor dicho, lo que nos aporta el soporte informático y sus funcionalidades es por primera vez la posibilidad de reunir de modo accesible la memoria conjunta de la humanidad (e incluso como muy bien han reflejado algunos autores de ciencia ficción, casi la de cada individuo) y al mismo tiempo tengo la sensación de que existe el gran peligro de que estemos confiando demasiado en esa memoria colectiva o poniendo todos los huevos en la misma cesta. Es cierto que Internet contiene una ingente cantidad de material y que mucho es información irrelevante, incorrecta e incluso tendenciosa, pero ocurre igualmente en los libros y, por supuesto, también en la tradición oral, algo que sabe cualquiera que haya tenido que hacer alguna investigación o búsqueda de información.

Como casi siempre, la clave está en saber distinguir la información relevante y ser capaces de llegar a conclusiones a partir de ella, con el inestimable concurso de nuestra intuición, creatividad y capacidad de abstracción.

Y sin embargo, esta memoria colectiva no deja de cumplir la misma finalidad que todavía hoy ejerce el mecanismo de intercambio de conocimientos de persona a persona: la transmisión de información relevante para la supervivencia (antes en la naturaleza, ahora en el entorno urbano y social) que debe preservarse y constituye la base fundamental que construye y conforma la base de nuestra cultura como el idioma y las particularidades sociales y culturales. Esta información básica, que constituye nuestro sistema operativosólo se inculca de manera óptima mediante el contacto personal, que es básico e imprescindible para transmitir tanto los contenidos, como los códigos subyacentes con los que procesamos la información y nos sirven de intérpretes de las interacciones sociales.

De ahí que frente a quienes preveían un futuro de máquinas-maestro, cada día se da mayor importancia a la interacción personal de niños y maestros en las escuelas. Los primeros maestros somos los padres, que sabemos que somos ejemplo y guía de nuestros hijos desde que nacen hasta que nos vamos y utilizamos muchos pequeños gestos, como las nanas, que muy probablemente aprendimos de los nuestros.

También mis padres y abuelos me cantaron nanas, que he cantado a mis hijos y, ahora, a mis sobrinos y, espero, lo haré con mis nietos; por ello, el libro de Carme Riera me parece ejemplifica cómo la revolución de la memoria puede ayudarnos a preservar y enriquecer lo más preciado de la condición humana: la necesidad de estar con los demás.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ampliar el gallinero.

Leyendo las halagüeñas noticias sobre la masiva afluencia de visitantes el pasado puente del Pilar, me queda la impresión de que hay un sentimiento general de que este es un fenómeno que se repetirá inevitablemente cada puente, sin ir más lejos, en el próximo del 1 de Noviembre: calles a rebosar, restaurantes llenos y un ambiente festivo que, según algunas opiniones, incomoda a los residentes.

Además del buen tiempo, que indudablemente fue un factor multiplicador, y los demás factores de atracción conocidos e inherentes a la ciudad, parece que las políticas municipales de estímulo y el acúmulo de eventos propio del principio del otoño, han ido dando sus frutos y que Segovia se está convirtiendo en un foco que atrae visitantes en mayor medida que otras ciudades del entorno innmediato a Madrid.

En mi opinión, los análisis que se han hecho del fenómeno no han ahondado lo suficiente no tanto ya en las razones que tienen los visitantes para venir a Segovia, sino especialmente en las razones que son capaces de atraerles para volver. Si fuera un visitante que acudió a Segovia el pasado puente o cualquier otro día, me preguntaría qué razones tengo, además de las ya mencionadas, para volver a visitar una ciudad y provincia atestadas, tener que esperar en cualquier restaurante a comer a las tantas y volver a ver las mismas cosas.

Porque de eso se trata, de que la oferta en Segovia apenas ha cambiado. Seguimos ofreciendo las mismas cosas, interesantes y atractivas por supuesto, pero las mismas. La oferta cultural es interesante, pero es algo que las ciudades que son nuestra competencia directa como Ávila o Toledo también ofrecen y que puede mejorarse con facilidad.

Sigo pensando que la clave reside en que la iniciativa privada empiece a tomar las riendas y convierta en suyo el impulso que la iniciativa pública ha puesto en marcha, ofertando al amparo y en colaboración con ésta, propuestas innovadoras que supongan aportar argumentos para que la balanza se decante del lado de Segovia cuando responda a la pregunta: ¿dónde vamos?.

Cuidar la oferta ya existente, potenciar los argumentos que hacen a Segovia única e inimitable y trabajar por la calidad de los servicios al visitante, además de ser los pilares básicos del entramado turístico segoviano, son también la base para que los residentes, que vivimos, y a veces sufrimos nuestra ciudad y provincia, incrementemos nuestro nivel de bienestar y oportunidades de esparcimiento, intercambio y por supuesto, de negocio y enriquecimiento.

Se ha dicho muchas veces que el turismo en Segovia es la gallina de los huevos de oro, una definición muy poco acertada porque el turismo es sólo uno de los varios pilares sobre los que se sustenta nuestra economía, muy importante pero no imprescindible. Incluso así, somos muy conscientes de que no debemos matarla, pero creo que muchos no se dan cuenta de que la gallina de siempre está envejeciendo y puede que algún día deje de poner. Por ello deberíamos ampliar el gallinero, con cuantas más cluecas mejor, a ver si descubrimos que alguna resulta también que pone los huevos de oro.


lunes, 12 de octubre de 2009

Al escondite inglés.



El problema es el mercado, -recoge Manuel Suárez la queja de sus clientes respecto a la dificultad de vender-. No es que esté difícil, es que directamente parece que no lo hay. Qué ocurre con los clientes: ¿son solo de unos pocos y los esconden?.

Manuel es un experto consultor y por ello trata la cuestión que le transmiten sus clientes, como el punto de partida de la reflexión imprescindible que deben hacer las empresas en general para poder prestarles un asesoramiento efectivo y, a mi vez, como profesional que también visita y asesora a empresas, me ha hecho reflexionar al respecto de cómo las empresas afrontan los problemas relacionados con la búsqueda y captación de clientes.

Simplificando mucho, la teoría dice que uno de los medios para captar y retener clientes es crear una estrategia de marketing, segmentar los clientes-diana, diseñar una campaña y lanzar los impactos comerciales, para llegar a nuestro publico, bien por saturación, bien por capilaridad. Hace no mucho, funcionaba incluso la estrategia de concentrar el mensaje en un par de canales para lanzar el anzuelo con la casi total seguridad de pescar algo; el mercado -el cliente, en definitiva- era capaz de digerir casi cualquier cosa, lo que ha hecho que esta dinámica tan necesaria se relaje sensiblemente.
Casi todos los analistas sugieren además aprovechar al máximo los nuevos canales. En el ámbito 2.0, una de las grandes innovaciones ha sido que ha hecho posible utilizar una estrategia de "francotirador", dirigirnos directamente al cliente individual para que cuando busque o necesite algo, nuestra oferta se le ajuste como un traje a medida.

Dice Aureliano García que quizá no sea falta de clientes, sino de empresas que no los buscan y sugiere cinco ámbitos en los que lanzarse a hacerlo: Mujeres; Internet; Referencias y Clientes Potenciales no explotados; Mayores de 55 años y finalmente los colectivos denominados DINKs y Generación Friends (solteros independientes de más de 30 años).

Por supuesto, podemos y debemos estudiar y poner en práctica estrategias de marketing y utilizar todos los recursos y las herramientas de análisis y gestión que tenemos a nuestra disposición; todo ello nos pondrá más fácil poder detectar el ámbito en que debemos movernos y a qué clientes deberemos dirigirnos para obtener mayores resultados.

Ahora bien, en mi opinión, para captar ese cliente esquivo, que parece jugar al escondite inglés, dando un paso adelante y dos atrás, debemos tener en muy cuenta, además, tres importantes factores:
  • El Cliente no es de nadie, y sólo él decide qué comprar, cuándo y a quién.
  • El resto de nuestros competidores estarán haciendo, en mayor o menor medida, lo mismo que nosotros.
  • Todo parece señalar, -y es algo que vengo apuntando desde el inicio de este blog-, que el cambio de las tendencias de consumo es realmente profundo y afecta a los valores, las preferencias básicas y a las motivaciones más íntimas en que se basa el hecho de la compra.
Cualquier análisis ha de tener en cuenta estos factores y hemos de adecuar las acciones para intentar no ya adaptarnos, sino provocar cambios estructurales profundos en nuestros sistemas de gestión empresarial que supongan un compromiso verdadero y no sólo cosmético, con lo que el cliente necesita, demanda y anhela, tres aspectos que, ni son iguales, ni tienen porqué apuntar a los mismos valores, pero que necesariamente hemos de llenar.

Si bien la renta disponible y el precio siguen siendo variables esenciales en la explicación de la demanda, los factores de carácter extraeconómico (preferencias, valores, actitudes y percepciones) adquieren un peso cada vez más relevante de tal manera que, como señala el investigador del CSIC Samir Mili, el proceso de decisión se estructura en cuatro niveles:
  • Identificación de decisión
  • Búsqueda de información
  • Evaluación de las alternativas
  • Elección final.
Un pequeño ejemplo puede resultar ilustrativo. Hace algunas semanas, un empresario que regenta una pequeña tienda de ropa de mujer, ante la bajada de ventas y de afluencia de clientes, me consultó acerca de cómo podría conseguir aumentarlos y le ayudé a realizar un pequeño análisis "clásico" de su negocio, pero también a pensar en qué factores podría ofrecerles y cuáles valorarían más y por qué. Según su análisis, sus clientas quieren tener un lugar dónde encontrar ropa que les "siente bien", a un precio asequible y un trato agradable, todo lo cual cumple, pero la estrategia de traer ropa barata no acababa de funcionar. Según mi punto de vista, sus clientas no valoran tanto la ropa asequible y el trato, es decir los factores precio y servicio, como el tener un lugar y una persona confiable que se preocupa sinceramente en buscar y traer ropa novedosa que sabe que le sienta bien a sus clientas porque intenta cumplir en la mayor medida posible con sus expectativas de estar guapas; eso si, a buen precio con ropa de moda. El resultado ha sido un discreto incremento en las ventas, -quizá la situación no esté para alegrías-, pero un apreciable aumento de las visitas a la tienda, muchas acompañadas de nuevas clientas, interesadas por los comentarios de sus amigas.

En esta línea apunta directamente lo que el director de distribución de AXA, Juan Manuel Castro, decía en la pasada Convención Comercial: “si somos atentos, disponibles y fiables con nuestros clientes, demostrándolo con hechos y no con palabras, estaremos en disposición de conquistar su confianza y, en consecuencia, su preferencia”.

En nuestra labor como asesores, tanto Manuel como yo coincidimos en que, más que escondido, el cliente está hoy a la espera de localizar lo que realmente llena sus expectativas y usa cada vez más su capacidad (tanto en el ámbito personal, como en su conjunto, es decir, el mercado) para discriminar lo que es simple marketing de lo que es un compromiso empresarial sincero en productos y servicios, así como su relación calidad-precio, (referida a su propia escala de valoración, no lo olvidemos), y quizá por eso estamos viendo estrategias basadas en los precios u otras de captación o fidelización que fallan por razones aparentemente inexplicables, a menos que se analicen con otros ojos.


martes, 6 de octubre de 2009

!Teletranspórtame, Scotty (a Madrid)¡ o el espíritu gaseosa.


- Seguiremos así hasta que se invente un sistema para ir de un sitio a otro instantáneamente, como en Star Trek.
- Bueno..., dependerá de a quién le den la concesión -gran carcajada-.

Escribo este retazo captado en una conversación de café, a cuento de las protestas de los usuarios sobre el transporte habidas estos últimos días en Segovia. Lo cierto es que, escuchadas con atención, se observa que las razones no son nuevas y que en la base tanto del conflicto con ADIF, como con La Sepulvedana, subyacen motivos de índole estructural que afectan a Segovia desde hace décadas y que siguen sin corregirse.

Ayer en Radio Segovia un usuario enojado clamaba por el más que seguro cobro del aparcamiento del TAV; otro remarcaba la mala calidad del servicio de La Sepulvedana y el Presidente de las Asociaciones de Vecinos, Juan Bautista Muyor definía la situación de la estación del TAV: una terminal del futuro, porque con certera ironía, decía que hasta dentro de veinte años o más, no estará siquiera cerca del casco urbano y mientras tanto el transporte público que debe encaminar a los viajeros hasta sus puertas da cobertura a menos de la mitad del ámbito geográfico de los usuarios. Los tres apuntaban con el dedo tanto a los responsables políticos y administrativos como a los propios partidos. Para colmo, los primeros apuntes del estudio sobre un futuro tranvía hasta La Granja, señalan que no sería económicamente rentable.

Las protestas del transporte no son baldías. Querámoslo o no nuestra orientación natural hacia Madrid no se ha cambiado en los últimos 25 años ni tiene visos de hacerlo en un futuro. Sería muy ilustrativo saber cuántas personas trabajan en Madrid y viven en Segovia y el impacto real que suponen para nuestra economía.
ADIF ha errado desde el principio, planteando horarios y frecuencias cicateros que ha tenido que mover y remover varias veces sin llegar a acertar. A pesar de los condicionantes que la gestión del TAV conlleva, lo cierto es que el servicio debería haber partido del planteamiento contrario: una amplia oferta durante todo el día, como si Segovia fuera una estación más del Metro. Tiempo hubiera habido después de evaluar y reordenar los servicios menos rentables a la vista de los datos.

Las quejas a La Sepulvedana no son de hoy ni de ayer, ni ha conseguido que olvidemos la jugada a Horizonte Cultural, tibiamente consentida por casi todos, que supuso un serio golpe del que todavía la sociedad y especialmente los usuarios no nos hemos recuperado porque causó una importante pérdida en calidad de vida y facilidades de acceso a la capital de reino, y que difícilmente se podrá recobrar. Ya que no quiso recoger el testigo de Horizonte y su filosofía de servicio, es imprescindible que La Sepulvedana reoriente sus políticas empresariales y se replantee la línea Madrid-Segovia para situarla como un referente y ejemplo de calidad de servicio y satisfacción de los usuarios y no como el de un monopolio mal entendido.

Pero de este conglomerado no sólo hay que echar las culpas a los responsables, políticos y demás instituciones. Como colectivo, los segovianos, tenemos tendencia a ser gruñones, pero conformistas, es decir, protestamos para nosotros mismos y apechugamos con el muerto. A diferencia de otros, cuando hay algo que no nos convence, no somos capaces de decirlo, reclamar o exigir su mejora, cambio o anulación, aunque en el ámbito personal más inmediato mostremos indignación. Tendemos, además, a dejar enmohecer los asuntos, hasta que de puro ruinoso se desmoronan solos, -ejemplos hay unos cuantos en diferentes etapas del proceso-, y a aceptar con esa equívoca resignación castellana, mezcla de tontería y enfado, que nos den gato por liebre y encima comernos el guiso, que decía mi abuelo.

Es este espíritu gaseosa la rémora más importante de la sociedad segoviana porque no transmitimos presión suficiente a quienes tendrían que actuar y, por tanto, no actúan o lo hacen tibiamente. Del mismo modo, no conseguimos ser capaces de interiorizar y hacer verdaderamente nuestros aquellos asuntos que son cruciales para nuestra ciudad, nuestro desarrollo y nuestro futuro inmediato: Teatro Cervantes; Palacio de Congresos, Segovia 2016, por citar sólo tres. El impulso popular en Segovia apenas existe y nuestra actividad institucional se mueve según arrecian las escasas protestas.

Los ejemplos de cómo no hacer marketing empresarial, la tibieza de nuestros representantes y similares, y nuestro espíritu gaseosa, no deben enmascarar la responsabilidad ineludible que la sociedad segoviana, cada persona y en su conjunto, tiene y tenemos, para concienciarnos, exigir y conseguir empujar con fuerza para llevar a cabo y convertir en realidad lo que de verdad queremos.

Sólo la fe mueve montañas. Empecemos a creer -y a crecer- en Segovia.


martes, 29 de septiembre de 2009

Dieciséis más.

Entrega de premios de la XIII Edición , de 2008. (Foto de El Adelantado)
El lunes fue la presentación de los proyectos de la XIV edición del curso on-line de Ayuda a la Creación de Empresas. Esta iniciativa surgió en 1.995 de la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, con la colaboración, del Ayuntamiento de Segovia, la Diputación Provincial, la Cámara de Comercio e Industria y la Federación Empresarial Segoviana, impartido por la EOI (Escuela de Organización Industrial).

Acudí a la cita con una extraña sensación de dualidad. Primero como participante que presenta la idea que ha estado desarrollando durante casi un año, con nervios, pero también con la satisfacción de saber que todo el tiempo y trabajo empleado ha dado sus frutos y está plasmado en el librillo que tenían en sus manos las personas que componen el jurado.

Por otro lado, no pude por menos que observar los 16 proyectos (muchos ya hechos realidad) de mis compañeros de curso y casi de modo inconsciente, analizar lo que contaba cada uno en la exposición, cómo lo presentaban, sentir su entusiasmo, las ganas de arrancar o la experiencia de los que ya se lanzaron y ahora confrontaban la realidad con el proyecto, que así se realimenta. Hubo ideas brillantes e innovadoras y otras más evidentes. Unas, explotan la experiencia y el conocimiento adquirido en sus más o menos dilatadas trayectorias profesionales. No pocas aprovechan nichos de mercado, oportunidades de negocio o situaciones en las que se ha avistado una necesidad que puede convertirse en germen de una empresa.

Durante la larga jornada vinieron insistentemente a mi cabeza las palabras que Francisco Martín Frías, presidente ejecutivo de MRW, y empresario de origen segoviano, galardonado este año por FES como empresario segoviano de mayor proyección, dijo al recoger su premio: "En España sobran parados y faltan empresarios". Aunque él se refería a la importancia de mantener vivo el tejido empresarial en los tiempos que corren, defendiendo la cultura emprendedora, recuerdo que en ese momento pensé que no todas las personas que dirigen una empresa son verdaderamente empresarios; pero tampoco todos los que quieren emprender llegarán a serlo. El lunes esa idea apareció de nuevo, pero esta vez con una sensación diferente.

Con el transcurso de los años, este curso on-line ha adquirido una importante solera y, como señalaba el pasado año su coordinador y director de programas de la EOI José Hilara, en Segovia el porcentaje de negocios que se ponen en marcha supera el 75%, casi el triple que la media habitual en este tipo de cursos, supone un importantísimo impulso a la cultura emprendedora segoviana y está siendo clave para que las nuevas empresas comiencen su andadura con unas bases sólidas en las áreas de gestión empresarial, que son imprescindibles para que una aventura emprendedora se realice con garantías de éxito. Más de un centenar de empresas creadas a partir de ella lo avalan.

Y aquí, creo yo, radica la gran diferencia entre el emprendedor y el empresario. En otras ocasiones he comentado la importancia de sentirse empresario, pero a medio plazo un empresario tiene que tener más que el espíritu emprendedor y las ganas de levantar su negocio y ha de tomar conciencia de que para dirigir una empresa hay que tener conocimientos de gestión empresarial, márketing, financieros, personal, comerciales, etc. Y precisamente son iniciativas como ésta las que proporcionan a los emprendedores esas bases sólidas sobre las que tomar las decisiones empresariales estratégicas.

Quien empieza su empresa con una planificación previa, creada con ayuda y asesoramiento, tiene no sólo una guía imprescindible, sino un instrumento con el que ir haciendo frente al día a día, cotejar el rumbo y sobre el que ir tomando las decisiones de si debe variar el rumbo y hacia dónde. Y esto no sólo es exclusivo de los emprendedores. Muchos gerentes y empresarios aumentarán su competencia y capacidad directiva si participan en acciones de formación similares para personas en activo, algo que suelo sugerir con cierta frecuencia y en no pocos casos la respuesta es negativa por diversas razones, desde la sempiterna falta de tiempo hasta una mal entendeida verguenza o reparo en admitir la necesidad de mejorar.

Muy probablemente el espíritu emprendedor sea algo inherente a la personalidad y por tanto, difícilmente adquirible, pero no me cabe ninguna duda de que cualquiera que lo desee y ponga el suficiente empeño puede llegar a formarse y ejercer como buen gestor empresarial.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Dos piñones, una piña.


Entre otras varias ocupaciones, como esquilador, segador o transportista con carro y caballo, mi abuelo materno fue piñonero, ocupación en la que fue famoso por su agilidad. Ya jubilado, seguía subiéndose a mano -!que no con gancho, como hacían los de Navas de Oro!, presumía- a los pinos del puente Oñez. Mientras mi abuela y sus hijas le regañaban desde el suelo, "!Padre, que ya no es un mozo, que se va a caer!, los nietos jugábamos a coger al vuelo las piñas que iba soltando y nos manchaban las manos de resina. Luego abríamos las piñas en una chisquereta, y nos comíamos los piñones calientes, que salían de cada escama unidos de dos en dos por una telilla blanquecina, cachándolos con unas piedras cogidas del río y nos lavábamos las manos con agua y arena, para quitarnos la resina pegajosa.

Antes, los piñoneros iban vendiendo su mercancía por los pueblos con una medida que te llenaban de esos piñones pareados. Ahora que compramos los piñones ya pelados, olvidamos que nacen a pares y en una piña. Expresiones como: "ser una piña" o "estar a partir un piñón" siguen vigentes.

Las sinergias y la cooperación entre empresas son asuntos que nos cuesta abordar. La primera barrera que hay que superar es la reticencia a buscar colaboración externa a la propia empresa. Se habla del carácter de los castellanos, pero sabemos ser una piña cuando es necesario, por lo que las razones hay que buscarlas quizá dentro de la dinámica empresarial y personal que nos lleva a pensar que debemos resolver nuestros asuntos de modo autosuficiente. Si en situaciones normales la cooperación o la creación de redes empresariales es ya complicado, en situaciones difíciles echamos mano de otros recursos y vamos al banco, a la familia o a los amigos; hablar con la empresa de al lado, sólo lo hacemos cuando ya no queda otra opción y quizá es demasiado tarde.

No sólo tememos perder nuestra independencia, que la empresa por la que hemos luchado se diluya, absorbida por la otra. Cuando se juntan varios empresarios, he observado que a menudo son reacios a intercambiar información clara y veraz de la situación de sus empresas, se maquillan resultados y cifras o se dice de la misa la media, en lugar de buscar lugares comunes, puntos de acercamiento o posibilidades de sinergias, se mira al otro con cierta desconfianza. Cuando la situación va mal, quien mejor puede comprenderte es otra persona que, como tú, vive el día a día de la empresa y puede conectar perfectamente con los problemas, porque seguramente serán similares a los suyos, quizá incluso ya los haya resuelto y pueda aportarte su experiencia. Al revés, seguramente nosotros podamos ayudar a quien nos lo pide de igual manera.

Además, la creación de redes empresariales de colaboración no es algo tan complicado ni extraño como pudiera parecer. En realidad, aunque no seamos conscientes de ello, cualquier negocio es una red. Nuestros proveedores, clientes, asesores, bancos o personal constituyen una red de primer nivel de la que vamos obteniendo sinergias continuamente, porque nos proporcionan recursos, nuevos productos y servicios y valiosa información de retorno que realimenta nuestros procesos empresariales. Extender esta red a través de otras empresas con las que colaborar, de nuestro ámbito o de sectores diferentes, no hará sino enriquecernos y posibilitar nuestro crecimiento o supervivencia.

Las relaciones en las que ambas partes obtienen beneficios son las que posibilitan la mejora de la competitividad individual y sectorial y abren posibilidades de ampliar nuestros procesos productivos o servicios a nuevas ideas y aplicaciones que seguramente surgirán de las necesidades de los otros o de cómo los otros pueden resolver las nuestras. Las posibilidades de conseguir avances innovadores se multiplican cuando somos capaces de ampliar nuestros horizontes y trascender los ámbitos en los que habitualmente nos movemos para buscar más allá. Cuando alguien consigue descubrir aplicaciones innovadoras para lo que está haciendo o cómo aprovechar en su empresa lo que otros han puesto en marcha, se consiguen sinergias, en las que el resultado es más que su mera suma.

Implementar la colaboración entre las empresas empieza por examinar con amplitud de miras dónde, cómo y en qué podemos, o bien necesitar o bien aportar, procesos de valor añadido, trabajar para buscar activamente las empresas y también estar abierto a que nos encuentren, aprovechar todos los recursos que promueven contactos y redes empresariales y trabajar para hallar puntos de acuerdo y colaboración con las empresas interesadas, propugnando acuerdos beneficiosos para ambos.

Un ejemplo de cómo la sinergia produce más que la suma de las partes: Arroz con Pasas y Piñones