Por mi relación con la actividad física y como deportista -de bajo nivel, que dice un amigo- siempre he estado en contra del dopaje y las ayudas ilegales y me entristecen noticias como la Operación Grial que muestran que todavía hay quien las promueve y el hecho de que para un deportista que quiera trascender sus logros y la mezcla de pulsión personal e intereses deportivos o económicos, pueda ser tan fuerte que le lleve a utilizarlas, siguiendo consejos envenenados y, obviamente, sumar al riesgo de daño personal el de ser cazado, antes que asumir sus límites.
Muchas empresas han hecho algo similar y han incrementado sus músculos, su negocio o sus márgenes artificialmente aprovechando oportunidades basadas en lo que podríamos calificar como "anabolizantes" económicos. La crisis, en este caso, ha actuado como un filtro "antidopaje", que está cazando de manera inmisericorde a quienes se aprovecharon y dependían de ellos. Hemos aprendido duramente el riesgo que conlleva crecer únicamente en base a movilizar recursos, sin mejorar las bases sobre las que se asienta nuestro negocio, de la misma manera que el atleta que confía en el dopaje antes que en el entrenamiento duro y diario.
Hay que seguir insistiendo en que es absolutamente necesario mejorar la productividad e introducir la innovación como las principales vías para lograr incrementar la competitividad empresarial. Y cuando expongo estos argumentos en las empresas que visito, mayoritariamente Pymes, surgen inevitablemente dos preguntas: ¿Porqué? y ¿Cómo?.
El impacto de la crisis es múltiple. Por un lado, la caída de negocio impulsa políticas de recorte de costes, lo cual es acertado, aunque suele causar que también se reduzca el presupuesto disponible para innovar. Pero al tiempo, y esta es la parte que no suele hacerse, debe abrirse una fase de estudio en la que averiguar dónde, porqué y cómo se está resintiendo nuestro modelo de negocio. Y sólo cuando hayamos hecho ese análisis podremos empezar a reestructurar e incluso reinventar nuestra empresa para que, incrementando su competitividad, siga adelante. Y aquí entra en juego el mecanismo que lo hace posible: la innovación.
Una innovación es cualquier cambio que produce valor. Art Fry, creador de las famosas notas Post-It, afirmaba que "una idea nunca será una innovación hasta que no esté ampliamente adoptada e incorporada a la vida diaria". La capacidad de innovar es un recurso más de la empresa y debemos gestionarla de manera eficiente y tan rigurosamente como los recursos financieros.
A menudo las empresas de un cierto tamaño recurren a incorporar innovaciones generadas por otros, pequeñas empresas, emprendedores o start-up, de hecho parece haber una corriente mediante la cual las innovaciones realmente radicales se producen en las pequeñas empresas para después migrar hacia las grandes. Esta innovación subcontratada engorda artificialmente el músculo empresarial, de la misma manera que el dopaje incrementa el rendimiento de un atleta, es decir, sin aportar valor añadido porque el "estado general" apenas obtiene mejoras duraderas.
La productividad por si misma no es generadora de empleo a corto plazo, pero el que crea es más sostenible y, sobre todo, más duradero. Decantarse por la I+D+I, implica apostar fuerte por nuestro capital humano, su formación y proyección y por la creación de una cultura empresarial innovadora como resultado de todo ello, sin olvidar que esta apuesta tiene que ser recíproca y también exige a los trabajadores asumir retos en su crecimiento personal y profesional.
Mantener una cultura innovadora dentro de nuestra empresa potencia la competitividad y ello es debido a que:
1 - Innovar es más que crear nuevos productos.
También se aplica a nuevos servicios; a cómo los vendemos y distribuimos; a cómo los presentamos a nuestros clientes o a la manera en que orientamos los ya existentes para satisfacer otras necesidades.
2 - Innovar es más que desarrollo tecnológico.
Podemos adoptar soluciones innovadoras en estructuras organizativas, logísticas, políticas de comercialización; estrategias de producto o políticas de márketing.
3 - Innovar es más que ideas revolucionarias.
Desde la perspectiva empresarial, tan deseables son las grandes ideas, como pequeñas innovaciones "incrementales" a lo largo de toda la cadena de procesos. De hecho la mayor parte de las empresas no buscan innovaciones espectaculares, sino soluciones rápidas a una parte específica de un conjunto mayor.
El objetivo primordial de la innovación es explotar las oportunidades que ofrecen los cambios, por tanto, hacer de la innovación una estrategia que guíe nuestro modelo de negocio posibilitará que (sin despreciar otras posibilidades) podamos implementar una cultura empresarial con un sistema de trabajo basado en enlaces en cadena, en dónde el proceso innovador es un conjunto de actividades que están interrelacionadas y ofrecen alternativas en cada parte del proceso empresarial para hacer las cosas de manera distinta a como estamos acostumbrados a hacerlas. Quizá incorporando aspectos nuevos o cambiando más o menos los existentes para conseguir hacerlos de modo más competitivo, eficiente y productivo en un entorno cada vez más árido, sin olvidarnos considerar las áreas próximas a nuestro principal negocio como territorio abonado para avances innovadores.
Del mismo modo que para un deportista, el esfuerzo y el entrenamiento diario conforman la base para mejorar sus marcas, el trabajo en equipo y la innovación son actividades imprescindibles para mantener en forma nuestra estrategia empresarial.
Placer y felicidad son incompatibles
Hace 4 años
El dopaje: una constante y una mala noticia en contra de la verdadera esencia del deporte.
ResponderEliminarY, conforme a lo que ponías por otros lares, jope, debo de estar dotadísima. ;)
Buen finde, Luis MIguel.
Y disfruta del festival de Jazz!
Que opinas de esto...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=DPoCqZkxeR4
???
Hola Laura:
ResponderEliminarNo se ve el enlace, ¿Puedes ponerlo de nuevo?.
Gracias por el comentario.