jueves, 14 de enero de 2010

Un año de La Fuentecilla.


Hoy hace un año que empecé este blog. Un año puede ser muy largo o muy corto; suave o intenso; productivo o baldío y desde luego, la percepción fluctúa también a lo largo del año o con los estados de ánimo, así que quizá no sea tan importante sacar conclusiones, como repasar la evolución del blog (y la personal, claro) durante este tiempo.

Acabo de releer la entrada inicial del blog y sigo estando totalmente en sintonía con la sensación de inquietud que me movió a empezarlo y si bien es cierto que los contenidos han ido enfocándose hacia el análisis de la gestión empresarial y la situación de Segovia, -una clara influencia de mi desempeño profesional-, mi objetivo principal sigue siendo transmitir mi punto de vista y mi análisis desde la óptica de mi experiencia personal y mi bagaje profesional y siempre teniendo en cuenta el componente personal de los temas que abordo.

No estoy seguro de si los datos estadísticos del blog durante este año son buenos o malos y tampoco es un aspecto que me preocupe demasiado, por si alguien está interesado, algo más de 9000 visitas en el año y de 700 visitantes. En cuanto a los comentarios, que sin duda enriquecen y dan valor a un blog, pues..., eso, sin comentarios; parece ser que en Segovia es una dura batalla; sin embargo son muchos los que luego me comentan las entradas personalmente. Bien pensado, prefiero el contacto personal, porque creo que no hay nada como el intercambio de ideas y el contacto personal. Como curiosidad, sí me ha llamado la atención que las entradas de las que estoy especialmente satisfecho no siempre se corresponden con las que parecen ser las mejor valoradas.

Desde el principio de La Fuentecilla he tenido claro que éste no es un blog de los que haya que estar pendiente a diario, con varias entradas o continuo lanzamiento de ideas o comentarios, sino un espacio y un tiempo que aprovechar para reflexionar y tratar temas con calma y utilizando la extensión que sea necesaria. Dedicar unas horas a una entrada (sin contar el desarrollo de la idea, escribirla nunca me lleva menos de un par de horas e incluso más), supone emplear después unos minutos, más o menos una vez a la semana, en leerla y eso me parece un buen compromiso entre el esfuerzo y el interés de quién lo escribe y el esfuerzo y el interés de quien lo lee.

Si de algo sirve mi experiencia de este año como bloguero, trasmitir que un blog supone un esfuerzo pero sobre todo un compromiso, especialmente de continuidad. No escribo si no estoy convencido que tengo algo que decir que sea de utilidad para quien lo va a leer, y no siempre lo hay o tengo tiempo para desarrollarlo en condiciones, por eso los temas que trate puede que no sean de rabiosa actualidad, pero creo que ello asegura que sean de interés. Y ese es mi compromiso con todos vosotros.

Gracias por estar aquí, hay tarta para todos.

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Luis Miguel Pascual.