
Leo los comentarios de Cándido
López, presidente de la
AIHS sobre el
turismo en Segovia en ésta Semana Santa y la influencia de la meteorología adversa. El número de visitantes se mantuvo, a pesar del mal tiempo, y sí se notó una sustancial reducción del número de aquellos que vienen a pasar el día, comen o compran en la ciudad, sin pernoctar. Hay que hacer una interpretación positiva, ya que la ocupación hotelera estuvo cercana al lleno, al igual que el ambiente bullicioso de las calles el Jueves Santo y analizar por qué
Segovia conserva un alto atractivo para los turistas, acrecentado por la comodidad del
TAV y una cierta diversificación de las facilidades y la ampliación de la oferta cultural que siempre se produce en esta época.
Sin más ánimo que dar alguna pincelada, y revisando la oferta cultural de la Semana Santa, a primera vista,
he echado de menos actividades de tipo "familiar" que hubieran podido cubrir el espectro de las numerosas familias y grupos de amigos con niños que se vieron desbordadas por la nieve y el frío del Viernes Santo y atraído además de a más visitantes de “un día", a quienes vienen a pernoctar, dando además un respiro a los que, abrumados por la meteorología decidieron irse después de pasar el día combatiendo el frío entre soportales y restaurantes o cafés.
Por supuesto, este efecto fue todavía más acusado en la provincia, dónde es más necesario, además de
crear nuevos atractores turísticos, que destaquen por su innovación y acierto para ser competitivos incluso frente a la competencia dentro de la propia provincia. Pienso en que se pueden plantear actividades para toda la familia, pero también en otras en las que se ofrezcan alternativas. Apunto una propuesta que se podría implementar, por ejemplo, en el
Museo de Segovia, para una iniciativa en la que los padres puedan dejar a los pequeños realizando una actividad lúdica y educativa específicamente pensada para los niños mientras los mayores hacen una visita guiada al Museo.
También echo a faltar propuestas novedosas que partan de las empresas. En este sentido,
aquellos sectores en los que el turismo es la principal fuente de ingresos deberían ser los más activos a la hora de poner en marcha iniciativas que les reporten beneficios, que es en definitiva lo que toda empresa pretende. No tengo la impresión de que en
Segovia esto se haga en la medida que sería deseable. Las circunstancias deben hacernos reflexionar –y siento decir que es algo que deberíamos haber empezado a hacer mucho tiempo atrás- sobre
cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles y trabajar para potenciar aquellos y mejorar éstos últimos.
Y aquí no sólo hemos de tener espíritu emprendedor,
hay que ser osados y arriesgarse a plantear actividades innovadoras, que sean atractivas y, al mismo tiempo, aporten valor añadido a nuestra ciudad y provincia. Un primer paso debería ser conocer, preguntando al turista, las razones que le atraen a
Segovia. La puesta en marcha de una encuesta cualitativa de amplio espectro entre los visitantes de todo tipo que nos llegan (turistas “puros”, asistentes a reuniones y congresos, visitantes ocasionales, etc.) podría ayudarnos a desvelar las claves de nuestro atractivo. Aunque es fácil suponer hacia dónde apuntarán las respuestas más obvias, será entre el resto dónde encontraremos los aspectos sobre los que deberemos trabajar para conseguir convertir nuestra ciudad en un referente, porque nos indicarán cuáles pueden constituir nuestros valores añadidos.
Es imprescindible la puesta en marcha de una campaña de recogida de opiniones y en paralelo, realizar un estudio de gran calado, -similar al realizado sobre los efectos del
TAV encargado por Caja
Segovia-, que además periódicamente se reactive y revise la evolución de las opiniones y la efectividad de las medidas que se vayan adoptando, que debería ser el referente clave de la evolución de la promoción turística y, no lo olvidemos, también contribuirá significativamente a elevar la calidad de vida que ya disfrutamos ahora.
Utilizar las posibilidades que ofrecen las herramientas de la
Web 2.0 tiene que ser una constante en todo este proceso. Además de investigar sobre las razones que mueven a nuestros visitantes y obtener conclusiones que hagan posible poner en marcha iniciativas de todo tipo, destinadas a cubrir y dar apoyo a los deseos y necesidades detectadas, hemos de
potenciar y adecuar progresivamente los recursos existentes en función de dos parámetros:
1 - Las necesidades de los residentes que vivimos y sostenemos diariamente nuestra ciudad y provincia.
2 - La promoción y proyección de Segovia al exterior, incluyendo todo lo que comporta el turismo.
Por otro lado,
tenemos focos de indudable atractivo cultural que, al menos en apariencia, no están logrando el nivel de convocatoria que sería deseable. El
Museo de Segovia, por ejemplo, pese al aumento de visitas, su innegable interés y los esfuerzos de la
Asociación de Amigos del Museo, sigue siendo un ilustre desconocido y, en general, tengo la impresión de que no se está aprovechando el potencial de los centros culturales (léase museos, teatro, exposiciones, conciertos, etc.) de
Segovia para implementar a su alrededor oportunidades tanto de promoción institucional como de iniciativa privada.
La iniciativa institucional es una pieza clave en este entramado. Ha de proporcionar una infraestructura que permita la realización de las investigaciones y campañas, animar a los expertos a que acudan a
Segovia para realizar sobre el terreno sus estudios, fomentar las experiencias de análisis, aportar sus conclusiones y colaborar con las muchas personas que hay en
Segovia capaces de diseñar, poner en marcha y llevar con éxito las iniciativas necesarias, como ya se viene haciendo, por ejemplo, en el caso de
Segovia 2016, el horizonte que debe ser nuestra guía y meta inmediatas. Ya se ha avanzado de modo sustancial en varias líneas de trabajo, pero queda mucho por hacer.
Ahora bien, no podemos, ni debemos olvidar que por mucho que las instituciones proporcionen el suelo adecuado, el bosque no crecerá en un día.
No brotará siquiera si la iniciativa privada no planta las semillas y lucha por que los proyectos crezcan. Al contrario que los montes de
Valsaín, dónde un pino padre es capaz de repoblar un cuartel vacío, aquí la iniciativa institucional no es más que el buen árbol que cobija; las semillas tienen que ser plantadas, regadas y cuidadas hasta que puedan salir con fuerza de la primera sombra en busca del sol que las haga crecer y ese es cometido específico de la empresa privada.
Partir del conocimiento de lo que nuestros visitantes buscan en nuestra tierra; analizar las motivaciones; descubrir las oportunidades; trabajar por ofrecer cada vez mejores y mayores recursos con los que satisfacer las expectativas y, partiendo de ellas, seguir luchando por mantenerse en movimiento debe ser
la motivación que nos empuje para llegar al horizonte de Segovia 2016 a la cabeza de Europa.