viernes, 10 de abril de 2009

Efecto magdalena.

- Eso es el "efecto magdalena".
Al principio me quedé con cara de no entender, pero luego caí en lo de la magdalena de Proust.
- Lo que dices es más bien el "dejà vu".
- No, -insiste-, el "dejà vu" es tener la sensación de que algo ya lo has vivido antes. El "efecto magdalena" es cuando algo te hace recordar una situación similar, que pasó cuando eras pequeño, por ejemplo.

Mientras intentábamos ver la procesión del Cristo del Amor y la Paz cruzar el puente romano de Salamanca, en medio del frío y la gente, con la noche ya caída, se me agolpan las imágenes de otras procesiones vistas en Segovia, en la Plaza para que no se hiciera mucho de noche, con los pies helados porque a los niños no nos dejaban jugar o echar unas carreras para entrar en calor.

Mi abuela con el velo tapando la cabeza y mi abuelo, fumando, con la boina y la bufanda bien apretadas y su mano grande calentando la mía. Mis tías hablando con mi madre en voz queda y mi padre con los hombres, más atrás, charlando también en voz baja, con caras sonrientes y mi tío Toño, recién venido de Alemania, con esos pantalones campana que escandalizaban a mi abuela.

Cuando acababa la procesión nos íbamos todos a casa de los abuelos, al lado de la Plaza, y la abuela nos sacaba bollos y gaseosa de naranja para los pequeños en la cocina y cervezas, vino y rajas de ese chorizo grueso casero, para los mayores, en el saloncito. Mi abuela y las mujeres yendo y viniendo a la cocina y las voces de los hombres hablando alto y riendo.

Después nos metíamos en el seiscientos que estaba helado y mi padre decía que había que esperar a que se calentara para poner la calefacción, con una palanquita que había en el suelo en la parte de atrás. Y cuando llegábamos a casa, como ya casi habíamos cenado en casa de la abuela, nos tomábamos un vaso de leche con una magdalena de Remigio, el panadero, y nos íbamos a la cama.

- Lo dices por las magdalenas de Remigio.
- Claro, hombre.

4 comentarios:

  1. Te voy a echar un piropo blogueril: cada vez me gusta más leerte. Y espero seguir haciéndolo mucho tiempo.

    P.D: hablando de procesiones, la de este año aquí en Segovia... ay! qué pena de nieve, con lo que me gusta a mi salir, nos hemos quedado compuestos y sin pasos.Esperamos que el clima el año que viene sea más clemente...

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  2. Hola María, me has puesto colorao, a ver si este mes podemos coincidir en Chatos&Blos. En Salamanca también hizo mucho frío y el viernes cayo aguanieve, pero en casa de mi hermano había un calorcito familiar estupendo que me ayudó mucho a relajar después de un mes de locos.
    Cuidado !que vuelvo!.

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  3. Gran escrito! Te he encontrado a través del blog de mmarin, y la verdad es que ha sido todo un descubrimiento.

    Muchos recuerdos agolpados, me gusta mucho esta entrada.

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  4. Hola Milhaud y gracias. Bienvenido a La Fuentecilla; también te sigo a través de mmarin, que no sé cómo consigue engancharnos de una manera especial.
    Los recuerdos son como el viento, no sabes si hoy habrá o no, y casi nunca sabes por dónde va a soplar ni con qué fuerza.
    Un abrazo

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Muchas gracias seguir el blog y especialmente por compartir tu opinión.
Luis Miguel Pascual.